La sacarina engorda las ratas

SANTIAGO CIUDAD

13 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Las ratas han desafiado la lógica. Si un animal ingiere un endulzante artificial sin calorías, lo razonable es que engorde menos que si se le administra azúcar, con un aporte energético mucho mayor. Pero no, en los roedores no ha funcionado el razonamiento. Más bien al contrario, ya que un experimento llevado a cabo por investigadores estadounidenses en estos pequeños mamíferos ha demostrado que con una alimentación con edulcorantes sin calorías no solo no pierden peso, sino que que lo ganan y aumentan también los niveles de grasa en su cuerpo. A esta conclusión llegaron después de suministrar a un grupo de ratas yogur con sacarina, y a otro, el mismo producto pero aderezado con glucosa natural.

Aunque se trata de un fenómeno aparentemente paradójico es de pura lógica si se aplica la teoría de estímulo-respuesta de Pavlov, en la que un perro salivaba al oír una campana aunque no hubiese comida. Algo parecido es lo que han descubierto los investigadores de la Universidad de Indiana. Su hipótesis para explicar la supuesta contradicción fisiológica parte del hecho de que los animales desarrollan una respuesta anticipada ante el alimento que van a ingerir. Así, los dulces podrían predisponer al organismo a incorporar muchas calorías, por lo que, cuando a la golosina artificial no le sigue la ingesta de grandes cantidades de calorías, el mecanismo fisiológico se confunde e induce a comer más o a gastar menos energía de lo normal. Dicho de otra forma, los animales que consumen sacarina tienden a comer más que los que se alimentan de comida dulce con elevadas calorías.

«Un resultado como este iría en contra de lo que suelen indicar las investigaciones clínicas en humanos y los trabajadores de la salud, que desde hace mucho recomiendan usar endulzantes de bajas calorías o sin ellas como forma de controlar el peso», explican Susan Swithers y Terry Davidson, los coordinadores del estudio. Sin embargo, y pese a esta contundente conclusión en ratones, de ahí a que el mismo resultado se obtenga en humanos va un largo trecho.

«La hipótesis de trabajo que plantean es interesante y rompedora, pero veo muy difícil que se pueda extrapolar a humanos, porque estamos hablando de conductas, que son muy diferentes entre humanos y ratas. El hombre puede comer por placer, pero el mecanismo de las ratas es muy primario y se alimentan para sobrevivir», explica Víctor Arce, fisiólogo de la Universidade de Santiago. Arce, en todo caso, recomienda, al igual que el catedrático de Fisiología Felipe Casanueva, que para perder peso lo mejor son una dieta equilibrada y el ejercicio.