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«Hay muchas barberías, pero cada vez menos peluqueros de oficio»

CARLOS REY, I.c. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

RAQUEL CACABELOS

Este peluquero lleva desde los quince años trabajando en San Pedro, el barrio en el que nació

22 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El barrio de San Pedro, pese a haber cambiado mucho en los últimos años, sigue manteniendo su esencia. Sus vecinos no solo viven allí, sino que también hacen vida allí. Es uno de los lugares que mejor preserva ese aroma a un tiempo en el que el reloj y las prisas no dominaban la vida de las personas. Justo ese ambiente es el que se vive en la Peluquería Milenio, regentada por Gabriel Nogueira (San Pedro, 1981). Con la Porta do Camiño al frente, el barrio en el corazón y el casco histórico en el horizonte, este pequeño negocio resiste el paso de los años.

«En este bajo siempre ha habido una peluquería, yo tengo un cliente de 97 años que había sido aprendiz aquí y aún recuerda el suelo de tierra, por ejemplo», explica Gabriel. Como tantos otros peluqueros «de los de antes», él comenzó desde muy joven: con tan solo quince años cogió por primera vez unas tijeras para aprender el oficio que a día de hoy le da de comer. Eran otros tiempos, claro. «Ahora es impensable que un chaval se ponga a trabajar con quince años, pero es la única forma de aprender este oficio» explica Nogueira, que trabaja en San Pedro, el barrio que lo vio nacer y crecer. «Creo que la mía fue la última generación de peluqueros de oficio», se lamenta.

En octubre se cumplirán 16 años desde que Gabriel empezó a trabajar en Milenio. Antes había pasado cuatro años con aprendiz sin ganar dinero, por lo que su primer sueldo se lo ganó el mismo tras terminar su primer mes operando la peluquería en solitario. Los comienzos nunca son fáciles. «Cuando esperas a que entre tu primer cliente tienes una sensación extraña: por un lado quieres que cruce esa puerta, pero por otra tienes miedo y nervios», recuerda Nogueira.

Una peluquería de siempre

En el número 9 de la Rúa de San Pedro, en el que pasa trabajando una media de doce horas al día, pasan clientes, personas e historias pero, tras tantos años en un mismo lugar, pasan sobre todo amigos. Es frecuente que la gente, como es habitual en las antiguas peluquerías de barrio, se pare a saludar de camino al trabajo o cuando tiene que hacer un recado. El ruido de las tijeras, las máquinas de afeitar y los secadores no consigue apagar el motor que mueve el local, que es la conversación entre su propietario y los clientes que están esperando o siendo atendidos. «Si quieres que te corten el pelo en silencio y en diez minutos este no es tu sitio, aquí se trabaja con calma pero se ofrece un trato amable y productos de calidad», señala Gabriel.

Observa con preocupación el sector, en el que ahora ha entrado mucha gente nueva ante el creciente interés por la barbería. «Pero esto no se aprende con un curso, con treinta años no puedes empezar, hace falta oficio para montar una peluquería, aunque ahora se hayan abierto muchas», afirma sin dudar

Ante la pregunta de si desea jubilarse en su negocio, Gabriel no puede evitar esbozar una sonrisa. «Si puedo, espero que sí», afirma sin dudarlo. Le han llegado ofertas de otros países, pero no han sido capaces de moverlo de su barrio. «Aquí estoy a gusto, muy tranquilo, y tampoco voy a moverme ahora que estoy casado y con un hijo», concluye Nogueira. Parece seguro que el número 9 de la Rúa de San Pedro seguirá acogiendo a un peluquero de los de antes, con denominación de origen del propio barrio.

Nombre. Gabriel Nogueira, nacido en San Pedro en 1981.

Profesión. Peluquero desde los quince años, ahora es propietario de un negocio en su barrio de toda la vida.

Rincón elegido. La Praza do 8 de Marzo, que marca el final del casco histórico y el comienzo de San Pedro.