Mari Carmen Astirraga cuenta las dificultades que encontró para hacer el Camino con mascota
24 mar 2018 . Actualizado a las 17:53 h.Neo, un border collie de 5 años, pasará a la historia por ser el primer animal en conseguir la credencial xacobea para perros peregrinos. Consiguió este logro junto a su dueña, Mari Carmen Astigarraga, una guipuzcoana con la que convive desde hace tres años y medio, desde que lo adoptó. Emprendieron el Camino el lunes, siguiendo la ruta francesa, desde Sarria. Y llegaron ayer a Compostela, donde la Asociación Protectora de Animais do Camiño (Apaca), le entregó el documento que acreditó a Neo que, aunque no tiene un carácter oficial, responde a la creciente demanda por parte de las personas con mascotas que deciden compartir con ellas esta experiencia.
«Yo ya había hecho el Camino antes, unas siete veces, aunque siempre sola o en familia», cuenta esta vasca de 52 años. La idea de ir con Neo, dice, es porque «siempre hacemos todas las actividades con él. Miré el año pasado cómo hacer el ultimo tramo juntos y me encontré con bastantes complicaciones, empezando por los alojamientos y las infraestructuras, pero había que conseguirlo de alguna manera», relata. Casualidades de la vida, Mari Carmen Astigarraga, que además de ser doctora en Filosofía es terapeuta y comunicadora animal, entró en contacto con Apaca. «Era la señal de que había que hacerlo», dice.
El Camino con una mascota no tiene nada que ver con hacerlo solo, asegura. «Tienes que estar mucho más atento. Hay muchos animales en las aldeas sueltos y salían detrás de nosotros. No hay asistencia veterinaria, por lo que he tenido que venir con un botiquín para Neo. Esto significa más peso en la mochila. El alojamiento se encarece y es difícil encontrarlo, casi siempre es en los pueblos más grandes, al final de etapa. Te tienes que acomodar a lo que te pongan, porque suele haber solo uno que acepte animales. Eso sí, en los que hemos estado se han portado muy bien», indica.
Camino de perros
Se encontraron con problemas en Arzúa, por ejemplo, «donde no pude entrar en ningún sitio», lamenta. «El Camino con un perro está supeditado a que te dejen entrar o estar en la terraza muerto de frío. Es mucho más complicado, pero muy gratificante a nivel personal», afirma Astigarraga.
Neo está acostumbrado a andar, aunque para recorrer tantos kilómetros seguidos sin parar recibió cuidados especiales. Su dueña le aplicaba cada día una crema especial en sus almohadillas, por ejemplo, y luego el cansancio lo hacía caer rendido en la pensión hasta la mañana siguiente.
«Yo quería entrar con él en la iglesias, pero no nos dejaban, y el tercer día, llegando a Arzúa el sacristán nos dejó pasar. Al final, Neo consiguió sellar su credencial en tres, le dieron galletas y hasta nos echaron agua bendita a los dos en Melide», relata.
Explica que en el País Vasco ya empiezan a preguntar para seguir sus pasos. «Mi idea es recomendarlo y que empiece a venir tanta gente que tengan que habilitar sí o sí una zona para los perros en los albergues públicos, yo no digo que estén con todos. Cuando vean que económicamente pueden obtener beneficios empezarán a verlo, como pasa siempre», añade.
Los animales tienen un papel importante en su vida, reconoce Astigarraga mientras Neo ladra al camión de la basura. «Es que ha pasado muy cerca. Es un perro pastor y, ante los movimientos, reaccionan», dice. El padre de la guipuzcoana era cazador y este era un motivo de discusión en casa, «pero a sus perros los cuidaba muy bien, aunque los veía como trabajo». «Yo tenía claro que no quería tener ese mismo trato cuando tuviese animales. De hecho, Neo podría ser un perro para terapias perfecto, per su función no es esa, es ser mi mascota y acompañarme y ya bastante tiene con eso», sostiene.
Hoy la vasca tratará de conseguir la compostela oficial para Neo. «Al fin y al cabo, los perros son criaturas de Dios», suelta con voz animosa. Y su siguiente reto, dice, «es seguir concienciando y hacer trabajo en escuelas, porque los niños todavía tienen esa capacidad intrínseca de comunicarse con los animales».
Terapias alternativas. La vasca aplica terapias basadas en esencias florales, acupuntura y otros estímulos para el bienestar animal que complementan la veterinaria.
Comunicación animal. La técnica «de corazón a corazón» ayuda a saber qué siente el animal y ayuda a que asimilen cambios bruscos como mudanzas o duelos.