El talento gallego forma parte de la dirección de K Fund, uno de los grandes fondos de capital riesgo del país
06 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Apuestan por las empresas cuando están dando sus primeros pasos. Y lo hacen con el vértigo que supone gestionar los 50 millones de euros que pueden dar vida a una idea. Esa es la imponente cantidad que ponía a K Fund en el mapa hace dos años. Una compañía que buscó y rebuscó el dinero durante meses en puntos como Madrid o Luxemburgo. El objetivo, «convertirse en la correa de transmisión entre los inversores y las nuevas ideas con base tecnológica». Ignacio Larrú es uno de los líderes del proyecto K Fund. Este madrileño de 1980, que ha «madurado entre Compostela y Bueu», será uno de los ponentes que compartirá sus ideas mañana en Santiago con los emprendedores que se acerquen a NOS Day, uno de los eventos de referencia del ecosistema emprendedor. «El objetivo es divulgar. El tejido gallego está repleto de empresas muy interesantes que nadie conoce. Por eso nos movemos fuera del círculo de las capitales», explica.
¿Qué hace exactamente un fondo de venture capital como el suyo? Pues captar dinero para después invertirlo en las start-up con más futuro. «Tenemos inversores de todo tipo, su nombre es confidencial. Desde particulares a importantes instituciones. Nos confían el dinero para invertir en nuevas empresas seleccionadas por nuestro equipo. Confían en nuestra habilidad para detectar proyectos y equipos que tengan éxito en el futuro». K Fund participa en todas esas empresas. «Esto no es un toma el dinero y corre. No somos un banco. Invertimos, pero también los acompañamos y les aportamos conocimiento. Somos los principales interesados en que los proyectos sean un éxito».
En su corta historia, y con esos 50 millones de euros disponibles, su actividad inversora ha sido constante. Tanto que la definen como «frenética». «Nunca he visto en España un volumen y una cantidad de proyectos como el que estamos viviendo. Hemos invertido ya en 19 ideas. Se aporta dinero por etapas, acompañando el desarrollo con inversión a medida que la empresa lo va necesitando. Haber hecho tantas aportaciones es algo sin parangón en la industria del capital riesgo en España. Pretendemos mantener el nivel», explica Ignacio Larrú, que espera que mañana en Santiago fluyan las ideas. Las de los emprendedores y las de los expertos en financiar estas iniciativas. «Sin duda, lo que más nos preguntan los emprendedores es qué pueden hacer para que invirtamos en ellos. Siempre les decimos que pueden acercarse a nosotros con su proyecto. Después, nuestro trabajo consiste en seleccionarlos, en ver si tienen potencial, en invertir en tecnológicas que vayan a cambiar el mundo. Y sí, somos conscientes de que, al tener que aplicar un filtro, en muchas ocasiones nos equivocamos».
En plena luna de miel
De esos 50 millones con los que se hizo K Fund en el 2016 todavía quedan fondos. «Hemos destinado el dinero a proyectos muy diferentes. Eso sí, todos con un gran equipo, con vocación de liderazgo, con un alto componente tecnológico y con una visión internacional, aunque hablemos de proyectos españoles. Ahora vivimos una luna de miel con todas estas iniciativas, aunque seamos conscientes de que no todo van a ser éxitos.» En su cartera de participadas está Beonprice. Un producto que ayuda a los hoteles a establecer el precio óptimo de sus habitaciones. En ellos han invertido 1,4 millones de euros. También Exottica, una plataforma especializada en viajes que ha recibido una ronda de financiación de 3,5 millones para expandirse a nivel internacional. Ejemplos de éxito que conviven con los datos que apuntan a que más de la mitad de las start-up españolas acaban en fracaso. Aun así, los datos de inversiones en el 2017 son positivos. El ecosistema start-up ha crecido más de un 20 %, logrando más de 700 millones de inversión. «Es cierto que hay fracasos, pero ahora mismo estamos en medio de una tormenta perfecta. Ya tenemos una generación de emprendedores que han tenido éxito, que han madurado en el sector tecnológico. Éxitos tan conocidos como Privalia han traído más dinero al sector. Las empresas invertidas por el capital riesgo tienen mayores probabilidades de éxito que las que no están invertidas, y eso se traduce en empleo. A través de nuestras apuestas hemos creado entre 400 y 500 puestos». Del mismo modo, Larrú apunta a que aquellos que tienen el dinero han hallado una fórmula diferente para buscarle rentabilidad.