La última ferretería del casco histórico baja la persiana tras 160 años

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Paco Rodríguez

Casas Chico cerrará en unas semanas el local de Casas Reais, cuyo nuevo propietario abrirá un negocio de hostelería

13 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El tiempo y la crisis del comercio tradicional pasa factura en el casco histórico. En unos meses, «más temprano que tarde» cerrará sus puertas la ferretería Casas Chico, en Casas Reais, y dirá adiós a casi 160 años de historia. Casi nada. En la cabeza de los propietarios, sin relevo generacional y con la caída lenta y constante de las ventas, ronda desde algún tiempo la idea de cerrar las puertas. Eso sí, la saga de Casas Chico quiere mantenerse al pie del cañón hasta que el nuevo propietario del negocio tenga la licencia municipal que le permitirá hacer las obras necesarias para su reconversión en local de hostelería. «Quizás un mes o mes y medio, no es posible saberlo, pero está en marcha», explicó Enrique Villaverde, la cara de la ferretería.

Los veinticinco metros de largo del bajo de Casas Reais están vaciándose lentamente de cientos de artículos, que eran demandados cada día por sus clientes, y que poco a poco acumulan polvo. Antes de la llegada de las grandes superficies y de las cadenas de bricolage, Casas Chico era un referente en la ciudad, y con seguridad sigue siéndolo para muchos profesionales y vecinos. Ahora vive prácticamente de las ventas del día a día, y atrás quedaron los años en que los clientes llegaban de todo Santiago y de muchos puntos de la comarca. Era el tiempo en que los coches pasaban por Casas Reais, y paraban delante de la ferretería para cargar la mercancía. Los bolardos fueron también un golpe para este comercio, que perdió la comodidad que ofrecen los grandes.

Casas Chico pasará a ser un negocio de hostelería, concretamente, un bodegón. Más vinos y tapas para el casco histórico. Una vez más el relevo económico vendrá de la mano del sector hostelero, el que más inversión está atrayendo en Santiago.

Hace unos meses, en el almacén de Gómez Ulla se inauguró el mercado gastronómico La Galiciana, y ahora se repite la historia. También la histórica ferretería Yunque, en As Orfas, fue sustituida por un local hostelero, actualmente Redeira. Otra suerte distinta corrió la ferretería Torres, de Preguntoiro, cuyo local sigue cerrado, y que se empleó como plató cinematográfico para La sombra de la ley. En As Rodas, junto a la plazuela de la Algalia, y en San Pedro también cerraron hace muchos años otras ferreterías de las de siempre; y en una de las fundaciones con sede en la rúa do Vilar se vendieron antes tornillos y tuercas, entre otros muchos artículos de ferralla. Todas las ferreterías tradicionales fueron sucumbiendo poco a poco. Las más modernas que siguen en pie, entre las que están las de Rosalía de Castro y plaza de Galicia-O Hórreo, modernizaron sus productos.