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Los cruceristas de A Coruña eligen el casco histórico para sus excursiones

Margarita Mosteiro Miguel
marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Casi 38.000 personas llegarán al puerto durante este mes y optarán por Compostela

05 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocas ciudades sin vistas al mar están tan vinculadas a él como Santiago. Su falta de puerto no la priva de ser el lugar en el que se fraguan la política pesquera y todas aquellas directrices que afectan directamente a la costa gallega. Y es que Compostela, pese a no tener mar, es la sede de la consellería que gestiona ese ámbito. Y la ciudad empieza a sonar incluso a nivel internacional como referente en el diseño de veleros, yates y pesqueros que surcan los mares y atracan en los puertos de otras ciudades. Santiago es, además, el destino de la mayoría de los cruceristas que llegan a los puertos gallegos. Algunos optan por quedarse en las ciudades a las que arriban sus cruceros, A Coruña o Vigo, pero lo que quieren conocer algo más, lo tienen claro: la primera opción y la mayoritaria es Compostela, conocida y reconocida internacionalmente por ser Patrimonio de la Humanidad.

Por su condición de fin del Camino y por sus numerosos reconocimientos internacionales, la ciudad recibe cada temporada riadas de cruceristas fácilmente identificables por los carteles que portan sus guías. Repartidos en grupos más o menos numerosos, desembarcan en la dársena de Xoán XXIII para, a paso ligero, iniciar sus visitas en la praza do Obradoiro. Desde allí, la ruta es casi idéntica en todos los casos. Tras una vuelta por las plazas que rodean la Catedral, los cruceristas recorren casi al galope las rúas do Vilar y Nova. Dependiendo del tiempo de la excursión, los visitantes se toman un respiro en los bares del Franco o se adentran en las naves del mercado de abastos.

Las visitas suelen comenzar sobre las diez de la mañana, y muchos ya están de vuelta en el barco para la comida. En el mejor de los casos, amplían su estancia en la ciudad para comer y la restauración es la beneficiada.

A lo largo de este mes llegarán al puerto de A Coruña casi 38.000 personas en los 20 buques que atracarán en su muelle, y otros diez barcos lo harán en Vigo. De acuerdo con los expertos en turismo de cruceros, un porcentaje menor se quedarán en el barco o realizarán paseos por la ciudad portuaria, pero la mayoría contratarán algunas de las propuestas de visitas. De todas las opciones, Santiago es la que más interés despierta, lo que se puede constatar cada mañana en el lleno del Obradoiro.

Durante este mismo fin de semana unas cinco mil personas llegarán en cuatro buques, que proceden de Portugal y seguirán rumbo a Gijón, Santander y Le Havre (Francia).

La próxima semana cinco buques con más de trece mil pasajeros volverán a llenar las calles del casco histórico, antes de poner rumbo a Santander y varios muelles franceses y holandeses. Para la mayoría de esos turistas de crucero, el puerto de Santiago será su destino favorito.

Un escaparate del que dependen segundas visitas más pausadas y que dejan más ingresos

  

Un buen recuerdo, una imagen o algo que hubieran deseado ver con mayor detenimiento puede ser suficiente para que esa visita hecha a contrarreloj por los cruceristas tenga un retorno en el futuro. Muchos de los que desembarcan de sus buses en la dársena de Xoán XXIII realizan rutas guiadas por el corazón del casco histórico, pero dedican poco tiempo a callejear por la ciudad. Una situación que se reproduce igualmente en otras ciudades en las que atracan los barcos. Sin embargo, el recuerdo que se lleven de Santiago puede suponer que los visitantes de los cruceros se conviertan en turistas que acudan a Compostela en el futuro. Los cruceros son, pues, un excelente escaparate de la ciudad, sostiene el sector hostelero.

«No hay un beneficio inmediato para la ciudad»

 

 

Manuel Oreiro, de la agencia Viloria, asegura que la repercusión económica del turismo de cruceros es casi nula en Santiago, al menos de forma inmediata. Explica que los cruceristas «no tienen casi tiempo para hacer compras en la ciudad, y en la mayoría de los casos se van antes de comer», por lo que «no hay repercusión económica directa. Se les ve comprando algo en una tienda de recuerdos, mientras apuran para no perder al grupo».

Tampoco la organización de las excursiones repercute en las empresas locales, ya que «los promotores traen todo organizado». Quizás las empresas de transporte sean las que «se benefician por el alquiler de autobuses, pero en esto también nos generan problemas. Nosotros organizamos nuestras ofertas con tiempo, pero puede ocurrir que cuando pides unos autobuses para un día determinado te encuentren con que la empresa tiene todos sus vehículos para las excursiones de cruceros». Oreiro llama la atención sobre el hecho de que «los precios de los cruceros se popularizaron, cayeron, pero el negocio está en las excursiones, que se venden separadas». No todos optan por hacer excursiones. «Puede ser un 70 %, y la mayoría vienen a Santiago. No tienen tiempo para más».