Decenas de personas colaboran para que una mochila llegue de mano en mano a Santiago antes del próximo día 24
18 jul 2020 . Actualizado a las 10:56 h.Cuando el Gobierno permitió salir a caminar tras el confinamiento, Jesús Ciordia vio la luz. Se lanzó a hacer kilómetros en torno a su casa. Enchufado a una radio, escuchaba día a día las cifras de muertos por covid-19. Pensaba en sus familias, en las situaciones tan complicadas, sin poder despedirse de sus seres queridos. «Si yo no puedo hacer el Camino, quizá sí pueda poner una mochila en circulación para homenajearlos», pensó. Así nació esta iniciativa, que arrancó en Roncesvalles el día 18 de junio y que llegó ayer a Galicia para alcanzar Santiago antes del día del Apóstol.
«Se lo conté a Marilo López, una amiga con 40.000 seguidores en redes, y le pareció una idea preciosa, lo difundió y empezaron a ofrecerse un montón de peregrinos de un montón de provincias para llevar la mochila», explica Jesús Ciorda, un navarro que ha completado el Camino en siete ocasiones. No podía imaginar que aquella idea hubiera generado semejante respuesta.
Organizó las etapas para la mochila como si lo hiciera una vez más para él mismo, con tres días de descanso incluidos. Saldría de Roncesvalles el 18 de junio y llegaría a Santiago de Compostela el día antes de la festividad del Apóstol. Y hasta ahora, lo ha conseguido porque una legión de voluntarios salió de debajo de las piedras para repartirse los tramos.
Catedral de Burgos
Peregrinos, vecinos de las localidades por las que pasa y hosteleros han portado la mochila en alguna de las etapas. No ha habido ninguna en la que no hubiese una espalda sobre la que cargarla. En su recorrido antes de llegar a Galicia ha dormido en la Catedral de Burgos, pero también en albergues y en casas particulares.
Ayer llegó a O Cebreiro y un peregrino de Lalín la entregará hoy a una de las encargadas del albergue de Fonfría, que recorrerá los diez km que la separan de Triacastela para dársela a la alcaldesa de la localidad.
En su interior hay un libro de firmas, un pequeño saco para recoger deseos, la concha de una peregrina, así como otros símbolos, como la imagen de Bolitx, un apasionado del Camino que falleció tras sufrir ELA. «Pesa mucho», advierte su impulsor y añade: «Emocionalmente».