El artista ourensano Mon Devane realizó ya seis obras en el itinerario francés y trabaja ahora en la última de ellas, en Santiago, que ocupará más de 30 metros cubriendo un lateral del Hotel Oca Puerta del Camino
03 may 2023 . Actualizado a las 18:32 h.Siete murales enormes y en cada uno de ellos, retratado, el rostro y el oficio de siete personas relacionadas con la tierra a la que representan. Las estrellas del camino es un proyecto artístico puesto en marcha por Estrella Galicia, que homenajea al Camino de Santiago en el año Xacobeo, concretamente el tramo gallego del itinerario francés. Se trata de siete obras realizadas por Mon Devane (Ourense, 1985). «Este trabajo es el culmen de mi carrera hasta el momento. Ha sido una experiencia increíble especialmente por la confianza y por la libertad que me han dado para llevarla a cabo», explica el artista. El resultado es una enorme galería de arte urbano al aire libre, considerada una de las más extensas del mundo, ya que las obras que la conforman están salpicadas a lo largo de 140 kilómetros.
En Melide sale Isidro Pardo, apicultor jubilado de Viñós, promotor del Museo Vivente do Mel. En Arzúa, Mon retrató al coruñés Antón Pombo, investigador y escritor sobre el resurgir jacobeo. Siguiendo las etapas, en O Pino, capturó la mirada de Maruja da Tahona, una repostera de Agolada, ya jubilada, especialista en hacer melindres y dulces típicos de la zona. La exposición, como el Camino, termina en Santiago y en esta última obra trabaja actualmente el artista, que plasmará allí a Laurie Denet, una escritora canadiense que descubrió Galicia en su primera peregrinación desde Chartres (Francia) a Compostela, que se enamoró de esta tierra hasta el punto de quedarse en O Cebreiro. Lucirá en una lona de más de 30 metros que cubre un lateral del Hotel Oca Puerta del Camino.
La andadura de esta exposición permanente comenzó en diciembre del 2019. Durante el proceso creativo y de producción, no solo llegó la pandemia, también el cambio más bestia que experimentó el ourensano hasta ahora, su hija Leive, indica: «Lo primero lo complicó todo un poco, lo segundo lo llenó de luz. Tuvimos que adaptarnos a las reuniones por videoconferencia y a la toma de decisiones online». Se subió al andamio, o a la grúa, dependiendo de las dimensiones del mural, en noviembre del 2020. Fueron semanas exhaustivas, a más de ocho horas diarias según le alcanzase la luz natural, con varios temporales de por medio que paralizaron su trabajo, hasta conseguir terminar seis de las siete obras, con el arte como estrella que guía.