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La historia del Banco do Pobre: el gran supermercado de la droga de Santiago

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Tanto en el Banco do Pobre como en barrios cercanos como la avenida de Barcelona o Santa Marta, los vecinos conviven con el diario ir y venir de toxicómanos en busca de sus dosis
Tanto en el Banco do Pobre como en barrios cercanos como la avenida de Barcelona o Santa Marta, los vecinos conviven con el diario ir y venir de toxicómanos en busca de sus dosis PACO RODRÍGUEZ

Un clan familiar instalado desde hace tres décadas en esta barriada controla el tráfico de estupefacientes en la ciudad

17 nov 2023 . Actualizado a las 19:39 h.

Cuando se habla de droga en Santiago un nombre emerge sobre todos los demás: el Banco do Pobre. Hace más de tres décadas que una familia controla el narcotráfico en la ciudad desde esta barriada compuesta por dos grandes bloques de viviendas situadas al pie de la avenida Mestre Mateo. Es el único supermercado de la droga que existe en Compostela «todos los demás puntos de venta aparecen y desaparecen, este es el único que siempre permanece activo y es el que más volumen mueve», explica un mando policial con muchos años de experiencia en la lucha contra el tráfico de estupefacientes.

Hace veinte días, la Policía Nacional asestó un importante golpe al tráfico en el Banco do Pobre con la detención de tres personas del clan que controla el negocio. Una de ellas fue enviada a prisión y se incautaron más de mil dosis de heroína y cocaína, así como 35 gramos de marihuana y hachís. Recientes operaciones de este tipo en Pelamios o los Pexigos supusieron el desmantelamiento definitivo del punto de venta, pero eso no es posible en esta singular barriada. «Está claro que están notando el golpe que les hemos dado, pero en este tipo de organizaciones los lugartenientes suplen a los jefes cuando caen y los de más abajo dan un paso adelante cuando hay detenciones y ascienden en la jerarquía, por lo que el negocio no para», relata este experimentado agente.

La hemeroteca corrobora sus palabras. En 1993 ya se habló en la prensa de duro golpe al tráfico de drogas en el Banco do Pobre, al igual que en agosto del 2007, con la famosa operación Xesta en la que cayeron diez miembros del clan familiar. Como el ave fénix, siempre resurgieron de sus cenizas.

En estas más de tres décadas dedicados al negocio de la droga, la familia que controla el negocio en el Banco do Pobre ha ido aprendiendo de sus errores y perfeccionando sus técnicas. Cada vez es, por tanto, más difícil cogerlos con las manos en la masa y los operativos policiales deben de ser más largos y sigilosos.

El Banco do Pobre se asocia principalmente al tráfico de heroína, pero en este supermercado de la droga se abastece de todo lo que demande el mercado. Mucha cocaína y también cannabis, por supuesto, lo que pasa es que el diario ir y venir de yonquis es más evidente que el de consumidores de otras sustancias.

La solución al problema parece lejana. Policialmente, por muchos y duros golpes que se han dado a este clan familiar, el negocio jamás se ha detenido. Es demasiado goloso para que pare. Allá por el 2005, la piqueta planeó sobre las cabezas de los vecinos decentes del barrio, que son la enorme mayoría. Los bloques iban a derribarse para construir otros nuevos más acordes con los residentes de las cotizadas edificaciones que se han ido construyendo a su alrededor en la avenida de Barcelona y Santa Marta. El proyecto no prosperó y el Concello apuesta ahora por tratar de mejorar el barrio financiando rehabilitaciones de las viviendas y ascensores. Todo en vano, ya que mientras ese clan siga instalado en sus muros, droga y Banco do Pobre seguirán yendo de la mano.

Tras comprar la heroína en el Banco do Pobre, los toxicómanos consumen la droga en las cercanías, creando puntos llenos de jeringuillas como el que hay en un paso inferior cerrado situado bajo la avenida Mestre Mateo
Tras comprar la heroína en el Banco do Pobre, los toxicómanos consumen la droga en las cercanías, creando puntos llenos de jeringuillas como el que hay en un paso inferior cerrado situado bajo la avenida Mestre Mateo PACO RODRÍGUEZ

Quejas constantes de los vecinos que conviven con el ir y venir de yonquis y sus jeringuillas

La última operación policial contra el clan familiar que controla el tráfico de drogas en el Banco do Pobre se activó tras el aviso de vecinos del entorno. No es la primera vez y no será la última. Los residentes de barrios aledaños como la avenida de Barcelona o Santa Marta elevan constantes quejas a la comisaría y al Concello porque no solo conviven con el ir y venir de los toxicómanos en busca de su dosis, sino con cosas peores como las jeringuillas que usan los yonquis para inyectarse heroína e incluso con sus defecaciones. Cerca de los bloques de San Ignacio de Loyola —el verdadero y menos estigmatizante nombre de estas viviendas— hay varios puntos llenos de jeringuillas, como un paso inferior cerrado que hay bajo la avenida Mestre Mateo. El peligro es real, como quedó patente cuando hace años un niño pequeño se clavó una aguja en el parque situado frente al hospital Gil Casares, en el recinto del CHUS. «No solo es el problema que genera la droga, sino la gran visibilidad que tiene en esta zona, lo que levanta mucha alarma social», admite un policía.