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Un asturiano que compró un coche a Noyamóvil en el 2020 lucha contra los embargos de Seguridad Social y Hacienda: «Antes de que se lo lleven, lo quemo»

Olimpio Pelayo Arca Camba
O. P. Arca SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

El cierre del concesionario en el confinamiento truncó la transferencia, por lo que el titular aún es Noyamóvil, por cuyas deudas la Administración embargó el vehículo y decretó su inmovilización

11 may 2023 . Actualizado a las 10:43 h.

El inesperado cierre de Noyamóvil, el que fue concesionario Citroën en Santiago que nunca reabrió tras el confinamiento iniciado en marzo del 2020, dejó entre sus incontables damnificados también a clientes llegados de fuera de Galicia. Es el caso de Manuel Mesa, un vecino del municipio asturiano de Castrillón (cerca de Avilés), que en enero del 2020 se compró una Citroën Space Tourer Rip Curl de kilómetro cero en Noyamóvil: «Estaba bastante mejor de precio que en otros, y buscábamos allí la garantía que te da que fuese un concesionario oficial». El 1 de febrero viajó con su mujer a Santiago para recoger su coche nuevo, hicieron turismo y se volvieron a su casa con el justificante de la gestoría del cambio de titularidad en tramitación.

Pero al mes siguiente llegó el confinamiento, y ellos seguían sin la documentación del vehículo: «Pensamos que nos mandarían los papeles cuando acabase. Pero pasaron los meses, terminó el estado de alarma y nada». En el concesionario no contestaban, tampoco el comercial que les había vendido el coche y en la gestoría no podían contactar con el concesionario. Así que en julio del 2020 expuso su situación a Citroën España, que le comunicó el cierre definitivo de Noyamóvil y se comprometió a que un delegado de zona subsanase el problema de falta de documentación del vehículo, según manifiesta Mesa. En septiembre, desde la marca le informaron de la imposibilidad de resolver la cuestión y le apuntaron la posibilidad de denunciar por presunta estafa al concesionario. Lo hizo el 30 de septiembre del 2020 ante la Guardia Civil de Salinas (Asturias), adjuntando entre otra documentación copia de las transferencias de 29.500 euros por el coche.

Preocupado por conducir un vehículo del que seguía sin la documentación (permiso de circulación y tarjeta de inspección técnica), puso el caso en manos de abogados, que no encontraron el modo de resolver una situación que tres años después está más enmarañada que nunca. Porque ahora ya lucha frente a la Administración. Y es que el coche que ellos pagaron sigue a nombre de Noyamóvil, y se enteraron a través de su cuarto abogado de que pesan sobre él un embargo de la Tesorería General de la Seguridad Social y otros dos de Hacienda. Es más, tenía incluso una orden de inmovilización decretada por la Agencia Tributaria, por lo que de ser interceptados en carretera podrían haber tenido que bajarse del vehículo y llamar un taxi para continuar viaje.

En cuanto a la utilización del coche en estos años, Manuel indica que no tuvo dificultades con el seguro por no ser su titular: «No, porque para pagar nadie te pone problemas. Igual vienen si tenemos un accidente, no sé qué pasará entonces». Mesa señala que tanto él como su mujer circulan con la Citroën habitualmente, pero con la intranquilidad de contar solo con un certificado provisional de la gestoría caducado hace 38 meses. «Lo único bueno de esta situación es que las multas de exceso de velocidad o de aparcamiento no me llegan, que tampoco tengo ninguna que yo sepa», comenta dando un toque de amargo humor a una situación surrealista: la lucha frente a la Administración, que embargó el coche por el que el matrimonio asturiano acredita que pagó en su día, para resarcirse de unas deudas que no son suyas, sino de Noyamóvil. Él cree que la cuestión no se resolverá en vía administrativa, y habrá que llegar a la judicial. Preguntado por la posibilidad de que el Estado le quite su vehículo, dice desesperado: «Antes de que se lleven el coche, lo quemo».

Logró suspender la subasta de un automóvil que le costó 29.500 euros

Si la experiencia con Noyamóvil fue nefasta, con los letrados no fue mejor, dice Mesa, hasta que cogió el caso este año el coruñés Pedro S. Astray, del despacho Astray Chacón Abogados. Él resume la situación del matrimonio: con la documentación original en poder del concesionario de Santiago cerrado, «se quedaron en un limbo. Pagaron 29.500 euros por un vehículo con el que circulan pero que no está a su nombre». Ante los numerosos precedentes públicos de impagos por parte de la empresa santiaguesa, Astray tuvo clara su primera acción: consultar el registro de bienes muebles, donde efectivamente saltaron los embargos de Seguridad Social y Hacienda, por deudas de Noyamóvil. Recurrió a la tercería de dominio, que permite a sus clientes reclamar la propiedad del coche embargado, alegando que son los propietarios legítimos y que el deudor es Noyamóvil, no ellos. Así se suspende el embargo en vía administrativa hasta su resolución.

Remitieron documentación de las transferencias bancarias del pago, del seguro a su nombre, de reparaciones, de recibos de párking ... Pero respondió ya la Seguridad Social, y cuestiona si la compra-venta se hizo efectiva tras su embargo en octubre, porque al ser por contrato privado entiende que del 31 de enero a entonces no se puede asegurar que hayan poseído el vehículo, explica Astray. Demostrarlo es la batalla que libra ahora, mientras plantea una pregunta obvia: «¿Cómo no iban a tener comprado el coche antes de octubre, si Noyamóvil cerró en marzo y ya no reabrió?». De la respuesta depende ir o no a juicio, para por fin poder inscribir a su nombre el coche. Que ya toca.