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Dos personas tiran de saco de dormir para pernoctar en Praterías y un policía acude a despertarlos a mediodía

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Dos personas durmieron hasta mediodía en la puerta del Museo das Peregrinacións ante la estupefacta mirada de turistas y vecinos
Dos personas durmieron hasta mediodía en la puerta del Museo das Peregrinacións ante la estupefacta mirada de turistas y vecinos PACO RODRÍGUEZ

El incivismo continúa en el casco histórico de Santiago, que sigue acumulando decenas de incidentes

04 oct 2023 . Actualizado a las 10:41 h.

Domingo 1 de octubre, 12 horas, puerta de entrada del Museo das Peregrinacións, en plena Praza de Praterías. Miles de personas pasarán por allí a lo largo del día; cientos se encontrarán con dos personas durmiendo en el suelo. Se han sacado los zapatos, han apoyado las mochilas contra la pared y han colocado sendas esterillas y sacos de dormir. El profundo sueño de ambos se lo cortará un agente de la Policía Local de Santiago, que les pide que se levanten y recojan todo. Lo que están haciendo es ilegal: no se puede dormir en ningún lugar que no esté habilitado para dicho fin, mucho menos una zona de paso y tránsito. Pero lejos de la alarma que podría generarse hace unos años con un caso de este estilo, el suyo es solo un ejemplo más de las decenas de episodios incívicos que se han registrado a lo largo del año en la capital gallega.

A pesar de la intensificación policial, el caos sigue golpeando el casco histórico, que ve como la marea turística y de peregrinaje ha atraído a miles de personas y, de paso, a una minoría que obvia los cánones de lo que debe ser una visita respetuosa a la ciudad. Que la zona monumental se enfrenta al reto de acabar convertida en un parque de atracciones de piedra —similar a lo que le ha ocurrido a Venecia— lo evidencia el sinfín de casos contabilizados. Antes de que los dos individuos fueran encontrados durmiendo en plena Praza de Praterías, una mujer fue grabada bailando encima de la fuente de dicho lugar, cuya escultura data del siglo XIX. Personas trepando por las paredes de la Catedral, acampadas en plena Praza do Obradoiro o gente vociferando a cualquier hora del día han sido otros capítulos de un mismo problema, que motivó que el Concello lanzara un decálogo de buenas prácticas que, por el momento, parece que no termina de calar entre algunos visitantes.

El parque de Alameda también se ha convertido por momentos en otra zona para pernoctar de manera gratuita, así como el de Bonaval, a pesar de que ninguno de ellos está habilitado para dicho fin. Caravanas aparcadas durante días junto a la Facultade de Xornalismo, ciclistas bajando a toda velocidad por la rúa de San Pedro, pícnics con cámping gas, e incluso pintadas en edificios históricos o en la propia Catedral son otros problemas que han ido descubriendo los compostelanos con el paso del año. El incivismo golpea a la capital gallega, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Compostela Aberta continúa con la elaboración de una normativa para frenar el caos

Tomarse una cerveza apoyado tranquilamente en una de las columnas del Pazo de Raxoi; cantar a mediodía por el barrio de San Pedro junto a un nutrido grupo de peregrinos ataviados de banderas de sus respectivos países; o comer un bocadillo sentado en el centro de la Praza do Obradoiro tras la última etapa del Camino. Los tres hechos, tan comunes como criticados a día de hoy en Santiago, no están prohibidos expresamente. Por este motivo, la concejalía de Mobilidade, Convivencia e Centros Socioculturais, dirigida por Xan Duro, de Compostela Aberta, elabora una nueva normativa que tipifique lo que se consideran «conductas incívicas», clave para que la Policía Local pueda multar a los infractores.

Fuentes de Raxoi confirman que la presencia de los agentes destinados a frenar este tipo de episodios ha ido bajando en comparación con los días de mayores aglomeraciones del verano, aunque siguen estando presentes en la Praza do Obradoiro y en las principales arterias del casco histórico.

Desde El Pedroso: The show must...

En La pesadilla de Darwin se explica cómo se introdujo la perca del Nilo en el lago Victoria, el más grande del continente africano. La especie resultó tan voraz que exterminó a todas las autóctonas que alimentaban y daban sustento a los ciudadanos que circundaban la ingente masa de agua. Vale la pena echarle un vistazo al documental para comprobar las consecuencias de que un sector, o en este caso un pescado, lo domine todo. Mientras, como cantaba Freddie Mercury, The show must go on.