El hombre que murió en el atropello de Santiago que se investiga como asesinato aún respiraba cuando un vecino llamó al 112

SANTIAGO CIUDAD

La ambulancia llegó en solo cinco minutos, pero las lesiones eran de extrema gravedad
04 nov 2023 . Actualizado a las 11:12 h.El Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago ya tiene en su poder la primera llamada de emergencia que recibió el 112 Galicia alertando del atropello mortal en el barrio de Conxo que le costó la vida a Jorge Santiago Salgado, de 59 años de edad, y por el que ingresó en prisión provisional sin fianza el conductor del vehículo que le arrolló, Iván Méndez Fernández, de 30, que está investigado por homicidio o asesinato, algo que habrá que determinar cuando avance la investigación. La chica que le acompañaba en el coche, Débora Gómez Chouza, de 27, quedó en libertad aunque con la obligación de personarse cada quince días en el juzgado.
La llamada se hizo a las 5.44 horas del día en que se produjo el suceso, el 3 de octubre, desde la misma calle en la que fue atropellada la víctima, Poza Real de Arriba. Fue una prima de Jorge Santiago la que avisó en primera instancia al 112 explicando que habían escuchado un ruido muy grande y que, alertados, tanto ella como más vecinos habían salido de sus casas para ver qué había ocurrido y habían encontrado al fallecido tirado en una zona de arbustos y hierba. Conforme fue avanzando la conversación y la situación se tornó más dramática la mujer dejó su lugar a un acompañante que fue el que dio las primeras indicaciones al médico del 061 respecto al estado de salud del arrollado.

En ese momento, tanto desde el 112 como desde el 061 —la llamada pasó de uno a otro servicio— se preguntó rápidamente por el estado en el que se encontraba Jorge Santiago. La respuesta no dejaba lugar a dudas, la situación era de enorme gravedad, pero a preguntas del médico el vecino aclaró que la víctima no estaba consciente pero que aún respiraba. «De momento aún respira, pero le cuesta mucho», fueron sus palabras. A lo que el facultativo respondió: «Si respira, no lo mováis».
Sin embargo, cuando la ambulancia llegó a la calle Poza Real de Arriba, y lo hizo a las 5.49 horas, tan solo cinco minutos después de que el 112 recibiera la llamada de emergencia, los médicos no pudieron más que confirmar el fallecimiento de Jorge Santiago. Las lesiones que sufrió fruto del atropello fueron de extrema gravedad y no se pudo hacer nada por intentar estabilizarle.
No en vano, la conversación entre estos primeros testigos de los hechos y los servicios de emergencias también es elocuente respecto a qué pudo pasar aquella trágica madrugada en Conxo. El vecino informaba de que el atropellado estaba no sobre la acera, sino en una finca anexa y sobre arbustos y hierba. Creía, por tanto, que el golpe le había desplazado varios metros, un dato que también puede resultar valioso a la hora de esclarecer si Iván Méndez actuó de forma premeditada e intencionada o si, como declaró ante la jueza cuando fue interrogado, perdió el control del vehículo y no tenía la intención de arrollar a la víctima.

Lo que sí está claro es que, una vez que se produjo el atropello, Iván Méndez huyó del lugar de los hechos y condujo su coche, un Mercedes Benz A200 de color gris, hasta la casa en la que reside en Teo. Desde allí hizo una llamada al puesto principal de la Guardia Civil en O Milladoiro (Ames) en la que informó de lo sucedido. En un primer lugar tan solo admitió que había estado haciendo guardia en esa calle de Conxo porque en ella se estaban produciendo pinchazos de ruedas a una grúa de la empresa de su padre, Castmart, pero negó que hubiese arrollado al hombre al que dijo haber visto dañando el vehículo en cuestión y solo informó de los desperfectos que había provocado.
Sin embargo, a los agentes de la Guardia Civil aquella llamada les puso enseguida sobre la pista de que lo que había acontecido no era un simple accidente de tráfico y que detrás podría haber un delito mucho más grave.

El informe técnico de tráfico será crucial para determinar si hubo intencionalidad
Si la llamada de alerta que recibió el 112 Galicia aporta luz sobre cómo fueron aquellos primeros momentos tras el atropello mortal de Jorge Santiago Salgado, crucial será el informe técnico que los expertos deben hacer sobre el vehículo implicado en el trágico suceso. El estudio determinará, entre otras cuestiones, la velocidad y la dirección a la que circuló Iván Méndez Fernández cuando arrancó el Mercedes A200 gris, se subió a la acera en la calle Poza Real de Arriba y acabó arrollando al fallecido.
Es una prueba pericial de la que se puede inferir si hubo o no voluntariedad a la hora de atropellar, algo fundamental para determinar si se trató de un trágico accidente, de un homicidio doloso o de un asesinato.
La diferencia entre estos dos últimos delitos radicaría en cuál era la intención del investigado. Si quería atropellar, pero no matar, los hechos encajarían en el homicidio doloso. Si lo que buscaba era la muerte de Jorge Santiago, se trataría de un asesinato. Esto es lo que debe determinar ahora la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Compostela, que es en el que ha recaído el caso después de que el número 1 llevase a cabo las primeras diligencias porque era el que estaba de guardia.
La pretensión de la defensa va más allá de que el asunto bascule entre el homicidio doloso y el asesinato. «Fue un lamentable accidente de tráfico», señaló el abogado de Méndez tras su declaración en el juzgado. Su objetivo es que los hechos se califiquen como un homicidio imprudente, lo que haría que la posible pena a la que tendría que hacer frente el autor del atropello fuese mucho mejor.
Las penas previstas en el Código Penal para el asesinato van de 15 a 25 años de prisión y bajan al rango de 10 a 15 años en el caso del homicidio. Son condenas duras, previstas para acciones criminales. Sin embargo, un homicidio por imprudencia grave tiene una pena de cárcel mucho menor, de uno a cuatro años.
Esta será la cuestión que tendrá que dirimir la instrucción judicial. De ahí la importancia del informe técnico del coche, que va mucho más allá de la inspección ocular que ya hicieron especialistas de la Policía Nacional al día siguiente del atropello. La investigación sigue su curso y tiene carácter prioritario al tratarse de una causa con preso.