Francisco Muñiz vuelve a Santiago para mostrar la doble faceta social y deportiva del baile

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

CARMELA QUEIJEIRO

A finales de la década de los 80, mientras estudiaba en la Universidade, impulsó las quedadas para bailar en el Araguaney

27 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los que ahora peinan canas seguro que recuerdan las quedadas de los martes en la discoteca del hotel Araguaney para bailar unos ritmos que no sonaban de forma habitual en la disco. Detrás de aquellas quedadas estaba Francisco Muñiz, un joven estudiante de Filosofía que impulsó el baile como una actividad alternativa. «Fue una etapa divertida. También éramos muy jóvenes y el baile nos abrió muchas puertas. En aquellas quedadas participaban muchas personas y de ahí surgió Taller Alecrín», recuerda. Lo que empezó como un modo de diversión fue cogiendo forma hasta convertirse en un taller, después en un club y, posteriormente, en una empresa. Francisco Muñiz y su pareja personal y artística, Lola López, mantuvieron vivo el espíritu del Taller Alecrín hasta la actualidad. A lo largo de estos cuarenta años, Francisco ofreció clases a grupos en Ribeira, Aguiño, A Pobra, Porto do Son y en Santiago, en colaboración con diferentes entidades públicas, privadas y asociaciones. Pero la pandemia supuso un parón en su actividad y le obligó a replegarse. Superados los años del covid, Francisco y Lola retomaron su actividad en Compostela, y ahora quieren darle un mayor impulso. Este domingo, a las 18.00 horas, en la carpa del malecón de Ribeira, Taller Alecrín celebrará por todo lo alto el Día Internacional de la Danza con el espectáculo Paixón polo ritmo, una celebración que el próximo martes, a partir de las 21.00 horas, llegará a Santiago. «Estaba previsto que nos reuniéramos en el pabellón de Fontiñas, pero parece que se quedará pequeño y se está pensando en otro lugar». La iniciativa contará con los alumnos que habitualmente participan en las clases de Taller Alecrín en Santiago o en Ribeira, aunque «también estará abierto a todos los que quieran ver bailar y apuntarse a las clases», y sobre todo, a los que quieran acercarse al baile en grupo. Francisco señala que se ha pasado por diferentes etapas: «En los años 90 se hablaba de los bailes de salón, y hubo muchas personas que se apuntaban a clases en centros sociales para aprender ritmos latinos. Ahora, el baile tiene la vertiente social y deportiva». Francisco explica que en las clases de baile abierto de Ribeira y en Santiago participarán entre 40 y 60 personas, que son alumnos de los talleres de Linedance y de baile social. El bailarín y gestor social tiene preparadas varias coreografías de ritmos singulares, como swing, vals, pasodoble, bachata, cha-cha-chá y disco, pero también «otras sorpresas» que, anuncia, no dejarán indiferente a nadie. Francisco Muñiz quiere conseguir que el baile sea visto como una actividad deportiva, «que tiene ventajas para la salud y, también, para el bienestar en general».