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Una tromba de agua de media hora provoca inundaciones en numerosos puntos de la red viaria de Santiago

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Un coche atraviesa la rotonda do Vieiro, en Fontiñas, completamente anegada, y antes de quedarse parado al mojársele el motor
Un coche atraviesa la rotonda do Vieiro, en Fontiñas, completamente anegada, y antes de quedarse parado al mojársele el motor José Antonio Beiras

La tormenta volvió a anegar la rotonda do Vieiro, en Fontiñas, y provocó múltiples incidencias

21 sep 2024 . Actualizado a las 20:56 h.

Una fortísima tormenta con una gran cantidad de lluvia caída de golpe provocó numerosas inundaciones repartidas por buena parte de la red viaria del norte de Santiago, lo que obligó a los Bomberos de la ciudad a multiplicar sus esfuerzos para poder atender a todas las incidencias. En tan solo veinte minutos cayeron en esta zona de la ciudad nada menos que 21,3 litros por metro cuadrado, pero 14,2 de ellos concentrados entre las 16.10 y las 16.20 horas, mientras que de las 16.20 a las 16.30 se recogieron otros 7,1 litros en la estación de Meteogalicia de San Lázaro.

La rotonda de la rúa do Vieiro, en Fontiñas, inundada
La rotonda de la rúa do Vieiro, en Fontiñas, inundada José Antonio Beiras

Una de las consecuencias que tuvo la tromba de agua, que solo afectó al norte de la ciudad, fue la enésima inundación en la rotonda do Vieiro, en el barrio de Fontiñas, por la que entre las 16 y las 17 horas era casi imposible cruzar y no fueron pocos los coches que se vieron obligados a subirse a las aceras. Los Bomberos también tuvieron que acudir a un garaje de la calle SD Compostela, en la zona de San Lázaro, que se había anegado.

De las cinco incidencias que tuvieron que atender simultáneamente los Bomberos compostelanos las otras dos estaban situadas en la avenida de Lugo, frente a la sede de la Cruz Roja, y en la rúa dos Cabalos, en Vite de Arriba. En el primero de los casos unas tapas de alcantarilla habían saltado por la fuerza del agua, mientras que en el segundo la incidencia se trataba de acumulación de agua en la calzada.

La quinta incidencia estaba ubicada en la calle Torrente Ballester, el vial de servicio que discurre paralelo a la SC-20 en dirección sur. Allí también se acumuló una gran cantidad de agua en la carretera, lo que quizás fue lo que provocase que un coche sufriese una avería repentina al mojársele el motor. El caso es que el vehículo se quedó parado, lo que tuvo consecuencias en forma de retenciones.

Además de las emergencias que tuvieron que atender los Bomberos, el reguero de incidencias que se produjeron en el norte de la ciudad fue incontable, con grandes charcos de agua, contenedores movidos de sitio por la fuerza de la lluvia y tapas de alcantarilla que saltaron.

Curiosamente, ese chubasco tormentoso no afectó al resto de la ciudad. Por ejemplo, en la estación meteorológica del observatorio astronómico Ramón María Aller, que está situada en el campus sur de la USC, tan solo se recogieron 1,2 litros de lluvia por metro cuadrado entre las 16 y las 17 horas, datos muy similares a los que se registraron en la estación situada en el aeropuerto de Lavacolla.

SANDRA ALONSO

Las obras de la pasada primavera no resolvieron el problema

Las obras realizadas la pasada primavera por el Concello para intentar paliar las inundaciones que el otoño e invierno pasados se repitieron en ese punto cada vez que llovía con intensidad —en solo quince días la glorieta se anegó al menos cuatro veces— no han servido de nada, a la vista de la enorme acumulación de agua que registró ayer entre las cuatro y las cinco de la tarde.

El agua arrollaba desde las zonas altas del norte de la ciudad, desde A Almáciga, Concheiros, o avenida de Lugo, así como desde las propias calles del barrio de Fontiñas y desde O Viso y O Vieiro, hasta confluir en la rotonda, convertida en una enorme piscina donde el agua acumulada pudo alcanzar hasta un metro de altura. Los conductores que intentaron pasar vieron como el agua llegaba hasta el capó de sus coches, por lo que hubieron de dar marcha atrás o buscar alternativas para no cruzar la rotonda. Los sumideros fueron del todo insuficientes para absorber semejante cantidad de agua, y además se atascaron con las hojas de los árboles. Por si fuera poco, los Bomberos tuvieron problemas para levantar las tapas de las alcantarillas porque quedaron selladas en algunos puntos tras el asfaltado de la calle.