Investigadores de la USC catalogan en torno a 120 petroglifos en el área de Santiago
TEO
Grabados de coviñas y combinaciones circulares son mayoría en un mapa en el que destacan Compostela, Teo y Ames
08 jul 2018 . Actualizado a las 19:10 h.La revista Trabajos de Prehistoria publicó recientemente el primer análisis detallado sobre el inventario del arte rupestre gallego, un estudio que es obra de los investigadores Carlos Rodríguez Rellán, Alia Vázquez Martínez y Ramón Fábregas Valcarce, que forman parte del grupo de Estudos para a Prehistoria do NW Ibérico-Arqueoloxía, Antigüidade e Territorio da USC, con una de las trayectorias más fértiles en la Universidade, no en vano llevan desde la última década del siglo pasado estudiando los grabados históricos de la geografía gallega, sobre el que han publicado dos libros y numerosos trabajos en revistas especializadas.
Los investigadores echaron manos de los avances tecnológicos para evaluar el preinventario del Servizo de Arqueoloxía de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta y así situarlo y catalogarlo con técnicas estadísticas y análisis SIX, lo que les permitió interpretar los datos brutos y clasificar los grabados según su distribución geográfica y los tipos de petroglifos que predominan en las estaciones rupestres gallegas.
El mapa publicado por el grupo permite visitar cada una de las zonas y observar la cantidad de formas catalogadas y los grupos temáticos que predominan. En la actualidad se conocen en Galicia un total de 3.374 estaciones rupestres, con una mayor concentración en el suroeste de la comunidad. El área de Santiago no es la que presenta más grabados catalogados, pero son de especial interés los hallados en Santiago, Teo y Ames, que son los concellos con más presencia de petroglifos en el mapa. Figuran, además, los restos rupestres halladas en conjuntos rocosos de los municipios de A Baña, Brión, Dodro, Rois y Tordoia.
El inventario recoge también las formas predominantes, y en ese sentido, el arte rupestre de la comarca no se diferencia mucho de las características generales de las estaciones gallegas como conjunto. Las llamadas coviñas o cazoletas -orificios horadados en las rocas- son las más abundantes, ya que se catalogan hasta 52 en los parques rupestres recogidos en el área de Santiago. Estos grabados geométricos son también, junto con las combinaciones circulares -veinticuatro en la comarca- las que dominan en la totalidad del mapa diseñado por los expertos de la Universidade de Santiago. En menor medida se estudiaron también círculos simples, varios prehistóricos, varios históricos, formas animales o zoomorfos, armas y grabados cruciformes.
Contra el abandono
El inventario no es definitivo. Como sus propios autores reconocen, «é moi probable que o número de petroglifos catalogados sega aumentando nas próximas décadas». Lo cierto es que la maleza y el abandono de las zonas rurales en las que se encuentran juegan a menudo en su contra, y resulta contradictorio constatar que a veces son los incendios, principales enemigos de su conservación, los que permiten descubrirlos, por la desaparición de la maleza que los esconden.
Como en toda Galicia, el arte rupestre del área compostelana adolece de falta de conservación, aunque hay que reconocer que esfuerzos como el de los miembros del colectivo A Rula trabajan por evitarlo. En ese sentido, una de las iniciativas más importantes que se han puesto en marcha hasta la fecha es la desarrollada por los concellos implicados -sobre todo Santiago, Teo y Ames- con el apoyo de la Diputación Provincial de A Coruña, que trabajan en la redacción del plan director del futuro parque comarcal Compostela Rupestre, para el que disponen de una presupuesto inicial de medio millón de euros. El objetivo de esta iniciativa es poner en valor los libros de historia escritos por los siglos en las piedras de la comarca.