«Ahora hay que centrarse en rehabilitar»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

TEO

PACO RODRÍGUEZ

Constructores de la comarca que sobrevivieron a la burbuja se centran, en reparar y ampliar inmuebles en uso

08 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los que sobrevivieron a la crisis del ladrillo han tenido que reinventarse. Cada uno a su manera, pero los constructores, contratistas y promotores que en su día encontraron en Teo la gallina de los huevos de oro, coinciden en que la rehabilitación y mejora de edificios existentes, ya sean públicos o privados, les permitió capear el temporal en los peores años. «Ahora hay que centrarse en rehabilitar», asegura José Conde Caramés, quien cree que, al margen de que la situación económica no sea todavía óptima, es normal que no se levante mucha obra nueva porque «hay viviendas suficientes, no hay más que pasar por O Milladoiro, Santiago o Bertamiráns y ver setenta carteles de ‘Se vende’. Yo calculo que edificios nuevos no se van a hacer muchos en mucho tiempo».

La empresa de Caramés trabajó durante dos décadas en el mantenimiento de La Rosaleda. Cuando se vendió, se quedó sin su principal fuente de ingresos, y aun así sobrevivió y fue capaz de mantener la plantilla sin despedir a nadie. «Me busqué la vida; me gusta mi trabajo». Nunca dejó de obrar en Teo, pero sobre todo, en la rehabilitación. «Estoy siempre ocupado, no me quejo. Cuando llevas 40 años trabajando, el 80 % de los clientes son amigos, y ellos me salvaron en la crisis», admite.

Tampoco se queja Jesús Núñez, de la empresa Míguez y Núñez. Como Caramés, asegura que no le falta trabajo en Teo, si bien en su empresa son solo cinco personas que se benefician, como él mismo reconoce, de que ya quedan pocos constructores en la zona. Eso sí, para capear el temporal fue necesario aceptar todo tipo de trabajos. «Estoy a lo que salga», admite. Si bien ahora está construyendo una vivienda nueva, hay más demanda en la rehabilitación. «Las reformas, sobre todo; el baño, la cocina... Y cuando es obra nueva, casas; edificios aquí ya no se hacen».

La plantilla de Consalpa, Obras y Proyectos SL sí se tuvo que buscar la vida fuera. Fue una de las empresas contratadas en su día por el Xacobeo, pero la obra pública llegó a su fin y hubo que buscar otro nicho de negocio, si bien su jefe de obra, Javier Caramazana, asegura que siguen trabajando en el Camino de Santiago porque son muchos los que les conocen y les siguen llamando para obras en los albergues y para particulares. «Pero el 80 % del trabajo que hacemos ahora es en Lugo. Tenemos la sede en Teo porque fue allí donde empezamos, pero tuvimos que reestructurar la empresa y especializarnos en la obra de restauración, sobre todo en viviendas en la zona de Lugo. Hay menos competencia que en Santiago». Su empresa compagina la obra privada con la pública, y ofrece un servicio completo que incluye la contratación de los albañiles, fontaneros y demás profesionales del sector de la construcción. «Empezamos a trabajar hace tres años para Educación, pero solo en la provincia de Lugo».

Freno al ladrillo

Míguez y Núñez, Conde Caramés y Consalpa fueron testigos del bum inmobiliario, del estallido de su burbuja y de su ocaso, y sin embargo, siguen viviendo del sector con la sede de sus negocios en Teo, un concello que en la década de los 90 registró un crecimiento desmedido con la construcción de un sinfín de viviendas en Cacheiras y que, tras superar la paralización de sus normas urbanísticas, volvió los ojos a sus orígenes rurales y encaminó su actividad urbanística hacia la promoción de viviendas unifamiliares, y en un número escaso.

Fue en el año 2002 cuando el entonces conselleiro de Política Territorial, Xosé Cuíña, puso freno al caos urbanístico en el concello, siendo alcalde el popular Armando Blanco. Entonces se construían al año un centenar de viviendas en Teo. Ahora, no se llega a la decena.