Un músico de Vedra, primer titulado del máster de gaita en Galicia... y no es una inocentada

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

VEDRA

Josele con una muestra de las gaitas del territorio español que tocó y estudió en su trabajo de fin de máster, entre las que hay desde un modelo de origen catalán hasta otro mallorquín. Explica que colaboraron en la cesión de instrumentos una pareja de Irún con una importante colección privada. «Unha vez ao ano fago unha visita a ese santuario», dice.
Josele con una muestra de las gaitas del territorio español que tocó y estudió en su trabajo de fin de máster, entre las que hay desde un modelo de origen catalán hasta otro mallorquín. Explica que colaboraron en la cesión de instrumentos una pareja de Irún con una importante colección privada. «Unha vez ao ano fago unha visita a ese santuario», dice. CEDIDA

Josele considera que es un paso más para que «o noso instrumento non quedase discriminado» en el ámbito académico

29 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Un máster de gaita en el conservatorio de Vigo? Podría parecer una inocentada, pero no lo es, y un músico de Vedra ha sido el primero en obtener esta titulación, marcando un hito en la profesionalización y de un instrumento «que vale moito máis que para tocar nas festas», reivindica el propio José Manuel López. Más conocido por su nombre artístico, Josele —que él mismo se puso de niño—, la vinculación a la música de este conocido intérprete, maestro e investigador de 47 años se remonta a su infancia.

Originario de Vilar, en la parroquia de Vilanova, concretamente del lugar de A Gaiosa (una aldea de tres casas en la que antes solo estaba la de sus padres y un viejo aserradero), cuenta que «non me gustaba o fútbol e naquel momento, no 89, botou a andar a escola de música e coincidiu coa chegada do novo director, Delio Represas». Así es cómo acabó Josele tocando el saxofón. «Botei un par de anos con el, pero o instrumento era tan vello que se me descolocou unha chave e, como eu estaba doente por saír a tocar, collín o clarinete», relata. Reconoce, no obstante, que el gran flechazo lo tuvo con la gaita.

La primera se la dejó un vecino de Ribadulla, José Manuel Orosa, recuerda: «Leveima para a casa e empecei a estribillar con ela. Debía ter uns 16 anos. Daquela estaba xa enganchado á música, pero a tocar a gaita aprendín eu só e deume as maiores alegrías e desgustos». Su inquietud musical lo llevó a ampliar su formación en el conservatorio en clarinete, saxo, flauta de pico y gaita. «Hoxe teño a sorte de vivir da música e, ás veces, sobrevivo. Son docente en diferentes escolas de música tradicional, non só de gaita, tamén de saxo, zanfona, percusión tradicional... e, no conservatorio do Rosal, na especialidade de gaita. No verán dedícome a tocar en festivais e sempre van saíndo cousas, pero é grazas a que estudei distintos instrumentos e domino varias cousas», dice haciendo gala de humildad un hombre que participó en varias ediciones del Festival Intercéltico de Lorient y fue juez en concursos internacionales.

En su particular batalla por dar mayor visibilidad a la gaita y normalizarla en el ámbito académico para que «o noso instrumento non quedase discriminado», Josele estuvo entre las personas que pelearon por la creación el pasado año del Máster en Interpretación Musical en el itinerario de gaita en el conservatorio de Vigo (el único de Galicia donde hay el grado superior de gaita, «unha eiva á que se debería poñer solución nos distintos conservatorios públicos», reivindica). De este modo, la semana pasada se convertía en el primer músico con esta titulación del país, tras defender un TFM en el que juntó seis de las gaitas más representativas de España, incidiendo en las similitudes y diferencias entre los instrumentos y las culturas, rescatando repertorios y analizando en qué contextos se tocaban.

Aclara que la investigación da para mucho más y su intención es seguir ahondando en ella. Para la presentación de sus trabajo, tocó distintas gaitas que le cedieron en lo que él conoce como «o santuario», una colección privada de instrumentos que tiene una pareja de Irún (José Luis y Lourdes) que él descubrió en el 2019 «e, dende entón, é unha visita obrigada para nós cada ano». Lo acompaña su pareja, también música, y disfrutan como niños entre los cerca de 5.500 modelos que allí atesoran (la mayor parte, instrumentos étnicos de todo el mundo). Estas Navidades, de paso que les devuelven el material prestado para el trabajo de fin de máster, quieren conocer algunas de sus nuevas adquisiciones. «Teñen unha colección de gaitas europeas bastante interesante e iremos a sacarlle un pouco de po, a ver que tal están e se precisan dunha posta a punto», indica con voz ilusionada Josele. 

Para él, «unha das cousas que faltan é que dende o ámbito institucional a Xunta dea un paso máis para implantar a gaita nos conservatorios públicos nos que aínda non a hai, como na Coruña, Santiago ou Pontevedra. No meu caso tiven que desprazarme a Vigo para facer o grao superior, pero penso que si hai demanda do instrumento como para implantar polo menos o grao medio en todos os centros». Se trata de una cuestión de oportunidades, añade un hombre que no ha perdido su vínculo con Vedra y como buen hijo único visita habitualmente a su madre en Vilar. Por otra parte, considera que «temos que involucrarnos todos, compositores, músicos e docentes, e axudar un pouco máis para dar a coñecer o insturmento e as capacidades que ten, non encasillalo nun tipo de repertorio e sacarlle partido en bandas, orquestras e outras formacións».

¿Y cuáles han sido los disgustos que la gaita le ha dado en esta relación casi platónica? «Para min é un instrumento no que te expós moito e está presente dende o primeiro minuto. Iso vai un pouco en contra da miña maneira de ser. Eu son moito de gardar e manteño unha pequena pelexa porque sinto que a gaita é, de todos os insturmentos que toco, o que máis acapara a atención», confiesa un músico que reconoce tener un carácter introvertido, a pesar de todo.