Estos restaurantes demuestran, más allá de los Michelín, que comer en uno con premio en Santiago es posible para todos los bolsillos
VIVIR SANTIAGO
Sorprende la cantidad de locales en Compostela que han sumado un galardón a sus vitrinas en los últimos meses
01 dic 2024 . Actualizado a las 11:52 h.«Lo que está claro es que Galicia se consolidará cada vez más como un destino gastronómico potente», aseguraba a La Voz el chef Manuel Costiña, del restaurante O Retiro da Costiña, en Santa Comba, después de ganar su segunda estrella Michelín. Sus palabras, teniendo en cuenta el desarrollo de los hechos, bien se podrían aplicar a la ciudad de Santiago. En la misma gala, Áxel Smyth consiguió la primera estrella para su restaurante, el Simpar, haciendo que los dos únicos reconocimientos para Galicia de esta edición recayeran en Compostela y su área. «Poco a poco, vamos haciendo ver que en Santiago hay más que tradición», sentenciaba el chef en otra entrevista concedida ese día a La Voz. Últimamente, el palmarés culinario no para de crecer. Desde los recientes Soletes con Solera hasta las elaboraciones más concretas, como la de la ensaladilla rusa del Pampín, sorprende la cantidad de locales que han sumado un galardón a sus vitrinas en los últimos meses. El abanico de opciones para los vecinos de Compostela es de lo más variado y, sobre todo, apto para todo tipo de bolsillos.
En su retiro, Manuel Costiña ofrece un único menú, además de la carta, a 140 euros. Es el menú Costiña 85 y consta de Trastienda, que son seis aperitivos; Comedor, con nueve preparaciones; y el Salón Sobremesa, con cinco presentaciones dulces e incluso cítricas. Por otra parte, Áxel Smyth y su equipo construyen menús en base a lo que nos puedan traer diariamente sus productores. El Conocer consta de once «dentelladas» por 85 euros. Simpar, con 14 pases entre los que se incluyen los Mejores Callos del Mundo 2024, cuesta 110. El resto de estrellas repartidas a lo largo y ancho de la comunidad siguen su estela. Pinchando sobre esta frase, un listado con los precios de cada restaurante. Aunque los importes resulten prohibitivos para muchos, hay otros tantos locales con sus propios premios que bajan considerablemente las cantidades mencionadas con anterioridad. A continuación, un recorrido por algunos de ellos.
Cuando el premio se puede pagar con un billete de diez euros
Hace poco más de un mes, el propio Áxel Smyth se imponía en el Campeonato Mundial de Callos, celebrado en el marco del congreso internacional San Sebastián Gastronómika. «Supone una increíble recompensa al respeto que brindamos, servicio a servicio, a esta receta tan arraigada en nuestra gastronomía. Es un sabor muy nuestro, familiar para todos, que se puede llevar con orgullo por todo el mundo», incidía el cocinero. En el mismo concurso, otras elaboraciones hechas en Santiago destacaban por encima del resto. Fue el caso, por ejemplo, de la ensaladilla rusa de Alén Tarrío, del bar Pampín. Tan solo lleva patata, zanahoria, atún, aceitunas y mayonesa y, según explica el propio chef, recuerda a la que hacían madres y abuelas en la cocina de casa.
La pequeña casa de comidas, situada en la trasera de la concurrida rúa de San Pedro, ofrece la ración en carta por un precio de diez euros. Presumen de la calidad de sus productos, esos que también le llevaron a coronarse en el 2019 como cocinero del año en el Fórum Gastronómico de A Coruña y a aparecer en la guía Repsol como enclave culinario destacado en la ciudad. Siguiendo con los ingredientes de kilómetro cero e incidiendo en los precios populares, los nuevos Soletes con Solera, repartidos este mismo mes. Premian la renovación de los sabores tradicionales, las casas de comida de toda la vida y, en esta ocasión, a dos locales de Santiago, la bocatería Chichalovers y la histórica taberna O Gato Negro.
Para el primero, el reconocimiento llegó a la par que celebraban su primer año en funcionamiento. El secreto de sus bocadillos, que no pasan de los diez euros, es la elaboración artesanal de chicharrones y chorizos. Para el segundo, es la joya que corona una trayectoria centenaria. El atractivo de O Gato Negro puede que sea la tradición y, como explicaba Xoán Costoya en un reportaje de La Voz, «buenos productos de mercado». Por supuesto, a precios asumibles. Ambos son las incorporaciones más recientes, pero la facción santiaguesa de los Soletes contempla otros tantos nombres de restaurantes, cafés y bares que no se pueden olvidar al hacer una ruta gastronómica por Compostela: El Muelle, Vucciria Pizza, Chez Bou Bou, Xénese Bar de Viños, O Testo y Entre Pedras fueron los anteriores.
Premio también tienen los platos italianos del Sicilia in Bocca y del Rincón Siciliano, que contemplan en su carta varias pizzas que, sin pasar de los quince euros, se han impuesto en numeroso campeonatos recientes. En Santiago, galardón tiene hasta el café. Shot Me Coffee, el local centrado en los cafés de especialidad de la rúa dos Concheiros, se coronó el mes pasado como la mejor cafetería de España en los BCN Coffee Awards, uno de los premios más importantes dentro del sector del café. «Fumos escollidos mellor Coffee Shop de España este ano e obtivemos un terceiro posto por mellor servizo», comentaba a La Voz el barista Jacobo Abeijón. Parece que, poco a poco, todo empieza a brillar en la gastronomía compostelana.
Una guía Michelín de calidad sobresaliente y precio reducido
Sin llegar al precio de los menús reconocidos con las estrellas Michelín, la compañía elabora otra lista paralela, la Bib Gourmand, que agrupa a todos esos restaurantes con matrícula de honor en la relación de calidad y precio. En Santiago y en su área son nueve sitios en los que, según Michelín, se puede disfrutar de menús exquisitos sin tener que desembolsar una cantidad de dinero tan elevada: A Horta d'Obradoiro, Abastos 2.0., Café Altamira, A Viaxe, Anaco, Asador Gonzaba, Mar de Esteiro, O Balado y Casa Barqueiro.
De A Horta D'Obradoiro, en la Rúa das Hortas, destaca la guía, además de la decoración y del jardín que remata la estancia, que es «una cocina de mercado bien ejecutada y presentada con gusto». De Abastos 2.0., en el mercado, la transparencia que demuestran indicando la información exacta tanto del origen de sus productos como de la distancia hasta los puntos de abastecimiento. También la carta diaria, que varía en función de los productos de mercado. Del café de Altamira, en la Rúa das Ameas, es su cocina tradicional «bien actualizada» y la potencia a la que llevan los sabores típicos gallegos lo que cautiva. Para concretar, destacan un plato: caballa a la llama, ajoblanco y tomate cherry-ponzu. En A Viaxe, en la Praza do Matadoiro y de alma peruana, se fusionan varios sabores del mundo divididos en dos menús, y en Anaco, en la Costa de San Domingos, sobresale su pequeña carta que ensalza siempre el producto gallego de temporada y su bodega.
Siguiendo el recorrido, el Asador Gonzaba, en Rúa Nova de Abaixo, está especializado en carnes; Mar de Esteiro, en la Sionlla, es, según la guía, «una de las mejores opciones para degustar pescados y mariscos de calidad»; O Balado, en Boqueixón, es un sitio tranquilo con gastronomía de kilómetro cero; y Casa Barqueiro, en Negreira, una casa de gestión familiar que destaca tanto por la calidad de sus carnes como por lo ajustado de sus precios. ¿Qué más reconocimientos le quedarían por alcanzar a la gastronomía de Santiago?