«El cuento de la criada»: Ellas mantienen Gilead a flote

PLATA O PLOMO

La serie «El cuento de la criada» camina hacia su final como las criadas en su paseo diario para hacer la compra: al compás, a paso lento y sin salirse de la ruta marcada

14 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En ocasiones El cuento de la criada me aburre soberanamente. Aquel universo que nos hipnotizó y acongojó a partes iguales se va agotando poco a poco. La serie camina hacia su final como las criadas en su paseo diario para hacer la compra: al compás, a paso lento y sin salirse de la ruta marcada. Su ocaso se evidencia en la tercera temporada, de la que ya se pueden ver ocho capítulos en HBO.

En varios episodios he estado a punto de darle al pause. Solo se me ocurren dos motivos para seguir. Y tienen nombre de mujer. Una de ella es capaz de transmitir con una mirada a cámara que ya no tiene fuerzas para sufrir más. Llámenle June, Offred o Ofjoseph, pero Elisabeth Moss da una clase de interpretación en cada capítulo. Aunque no entiendas al personaje, es imposible que no te lo creas. Sus primeros planos son droga dura incluso para el humano más impasible.

La segunda mujer es la actriz Ann Dowd. Todos deberíamos sabernos su nombre de memoria. En un mundo justo ella no sería la eterna secundaria. Como en tantas otras películas y series donde ha demostrado su valía, Dowd y su implacable tía Lidia son gasolina para cualquier trama. No defrauda en ninguna escena. Ni con muleta cojea.

La llama del Gilead televisivo se está apagando. Y en una república que lo ha basado todo en la misoginia, solo dos mujeres pueden pararlo.