Transgresor. Russel T. Davis, creador de «Years and Years» y del «Queer as Folk» británico, relanza un proyecto que se estrena el 31 de julio en Starzplay
31 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.No era casualidad que sonara Proud de Heather Small. Se trataba de las primeras secuencias de un hito televisivo que muchos han olvidado, pero no así los acordes de una canción convertida para la comunidad LGTBI en todo un himno. «Puedo sentir cómo mi alma asciende, y nadie puede detenerme», rezaba el estribillo mientras Sunrise Justin hacía su debut en escena. Acababa de nacer Queer as Folk, una serie pionera que ponía en el centro de la trama a gais y a lesbianas; el espejo en el que toda una generación se miró para verse reflejado por primera vez en su vida.
Emitida entre el 2000 y el 2005 en Estados Unidos a través de Showtime (en España no llegaría hasta el 2006), la serie alcanzó las cinco temporadas. 83 capítulos con una trama argumental plagada de altibajos, políticamente incorrecta y a la que se acusó de muchas cosas desde sectores propios y ajenos al colectivo. Sus personajes -todos blancos y físicamente normativos- pasan buena parte del tiempo de fiesta, teniendo sexo y drogándose. Entonces, hubo quienes consideraron que aquello hacía un flaco favor a la comunidad, como si esta tuviera que dar ejemplo. El asunto llegó a tal punto que los productores -liderados por sus creadores, Ron Cowen y Daniel Lipman- tuvieron que hacer una anotación a pie de capítulo en la que recordaban que Queer as Folk no representaba a todo el colectivo, sino que relataba la historia de una serie de personajes ficticios.
Pero las críticas sobre el argumento y el estilo (en el que se incluían escenas de sexo explícito) no solo llegaron desde los sectores más reaccionarios de la sociedad americana. Dentro de la comunidad LGTBI hubo quien tampoco vio con buenos ojos que el primer producto televisivo de masas abiertamente homosexual lo protagonizaran unos chavales a los que les gustaba pasárselo bien. Ese puritanismo gay pretendía que los personajes fueran una réplica gay del modo de vida del americano heterosexual. Un concepto con el que los guionistas estuvieron jugando toda la serie a través del personaje de Michael, pero que luego destruyen en el penúltimo capítulo de la serie.
Tras casi morir en un atentado en la discoteca Babylon, el hijo de Debbie es invitado a dar un discurso en el que se le pide que cuente por qué quiere ser uno más. «Tengo una pareja y dos hijos maravillosos, un hogar, un pequeño negocio. La verdad es que soy como vosotros», afirma Michael, para interrumpir su discurso y ponerle la verdadera voz que pretendía la serie. «Esa no es la verdad. Sí, igual que vosotros quiero ser feliz. Quiero algo de seguridad, un poco de dinero extra en mi bolsillo. Pero en muchos sentidos, mi vida no se parece en nada a la vuestra. ¿Por qué debería serlo? En la comunidad gay tenemos dragqueens y daddies de cuero, transexuales y parejas con niños (.). Ser diferentes es lo que nos hace a todos iguales. Es lo que nos hace... familia».
Se ha trasladado la idea de que Queer as Folk ha envejecido mal, a pesar de que muchos de los temas que tocaba la serie siguen afectando a la comunidad LGTBI en el 2022. Más allá del debate sobre la supuesta falta de compromiso, la complicación para formar parejas y el rechazo a la monogamia como estructura única, la serie se acerca a otras vivencias relevantes. El sexo sin protección y el VIH, el excesivo consumo de drogas y también la industria de la pornografía amateur.
Pero, ¿de dónde viene el concepto de Queer as Folk? Un par de años antes de que se estrenara la que luego sería un éxito internacional, Russel T. Davis ( Years and Years, It's a Sin) estrenó en Reino Unido un producto homónimo. Aquella serie de dos temporadas y apenas diez capítulos era demasiado estereotipada, pero ya se podía entrever el estilo estético y narrativo del creador.
Futuro
Casi 25 años después, es el propio Russel T. Davis el encargado de relanzar el nuevo Queer as Folk, producida por Universal Cable Productions, que llega a España el 31 de julio de la mano de Starzplay. La serie comienza con el atentado en una discoteca de Nueva Orleans; un hecho que no solo recuerda a la matanza de Pulse, en Orlando, en el 2016 (en la que murieron 49 personas), sino que recoge el testigo que dejó la versión americana, cuyo final -precisamente- sucede tras la explosión de una bomba con víctimas mortales en plena actuación de Cyndi Lauper.
El nuevo Queer as Folk se enfrenta a varios problemas que pueden hacer de esta versión algo intrascendente e incluso decepcionante. El principal atractivo de las historias originales era que no había nada similar. Nadie se había propuesto retratar sin complejos las vivencias de unos treintañeros gais en un país occidental, y menos aún sin esconder el sexo. Para muchos, aquel Queer as Folk supuso la primera ocasión en la que veían una felación de un hombre a otro; y eso es algo que este reboot no puede conseguir.
Aun así, este no es el mayor riesgo que tiene el relanzamiento. Si algo poseía la versión americana era que le daban igual las críticas y los comentarios negativos. Huía de lo políticamente correcto y no tenía especial cuidado por elementos como la diversidad racial. Queer as Folk será un éxito si consigue que un señor de treinta se vea representado con sus amigos, que unos padres entiendan por qué tienen que apoyar sus hijos, pase lo que pase, o que un joven estudiante de 18 años perdido en una ciudad que no conoce sepa que algún día podrá ser igual de feliz que los personajes a los que adora.