Una docuserie de National Geographic sigue las aventuras en miniatura de los insectos

Nora Quintanilla NUEVA YORK / EFE

PLATA O PLOMO

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«A real bug's life» aprovecha el desarrollo de las tecnologías para captar estas historias

05 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi tres décadas después de que Pixar estrenara la simpática película de animación A bug's life (Bichos: una aventura en miniatura), son los insectos de verdad quienes protagonizan una especie de secuela que se adentra en sus mundos a escala. A real bug's life, la nueva serie documental de National Geographic, aprovecha el desarrollo de las tecnologías, incluyendo la captura de imágenes a alta velocidad, las lentes macro y los drones, para seguir muy de cerca a una serie de bichos con historias interesantes para contar.

Hay estrellas impensables, como un escarabajo pelotero en la sabana africana, que pone en foco la poco glamurosa pero imprescindible labor del reciclaje de estiércol y acaba resultando entrañable por las vicisitudes que enfrenta, desde perderse dentro de la trompa de un elefante hasta sufrir el robo de su tesoro esférico.

Cada episodio sucede en un lugar distinto: en Nueva York aguarda la araña saltarina, en el patio de una casa en Texas se esconde una mantis, una granja de Reino Unido está poblada por las abejas comunes y en los bosques latinoamericanos, su prima lejana, vive la abeja de las orquídeas, entre otros personajes.

La serie, que tardó unos tres años en completarse, busca que los espectadores se «sientan identificados» con estos incomprendidos provocadores de fobias, mostrando «diferentes aspectos de la vida de un bicho, ya sea crecer o encontrar casa...», cuenta Martha Holmes, una de las realizadoras.

Y no es casualidad la elección de protagonistas femeninas en varios episodios, puesto que «en el mundo de los bichos, las hembras a menudo son las que llevan la carga pesada para la especie», agrega, como en el caso de las sorprendentes hormigas de las acacias y su sentido de la «sororidad».

Como en otros documentales recientes, el equipo de National Geographic ha trabajado con científicos locales expertos en los insectos y sus comportamientos; es el caso del entomólogo y académico colombiano Carlos Alberto Hernández Vélez, especializado en las abejas de las orquídeas.

Estos insectos que recuerdan a los Transformers, bromea Hernández, comparten con las abejas comunes -de rayas amarillas y negras- su labor polinizadora, pero poco más: son de color verde iridiscente; no viven en una colmena, sino de manera solitaria, y no producen miel: se dedican a la alquimia de los aromas.

Con su asesoramiento, la serie sigue en Río Claro (Colombia) a un héroe abejita con un «comportamiento rarísimo» nunca antes visto en pantalla: elabora perfume con orquídeas para obtener la atención de las hembras, que saben así «si es un buen macho o no, si tiene buenos genes», relata.

Gracias a esta experiencia, Hernández cuenta que ha descubierto novedades, como que para estos insectos, en ciertos momentos del día, unas flores se vuelven más atractivas que otras: «Son señales muy sutiles, en el bosque las hay todo el tiempo y son imperceptibles a nuestros sentidos», explica.

El experto espera que la audiencia empiece a «repensar su relación con el medio ambiente» al ver esta obra que parece humanizar a los bichos, algo que él matiza: lo que hace es «desjerarquizar al ser humano» y «recordar que el planeta lleva millones de años funcionando sin nosotros».