Emotivo adiós a Pedro Carrasco

ANTONIO PANIAGUA. Colpisa MADRID

SOCIEDAD

Raquel Mosquera, destrozada, tuvo que abandonar el cementerio para evitar una crisis nerviosa Pedro Carrasco arrancó del público una ovación postrera sin encajar ni dar puñetazo alguno. Protagonista de algunas de las páginas más brillantes del boxeo español, el que fuera campeón del mundo fue enterrado en una tarde gélida y ventosa en la que se dieron cita sus tres grandes amores: Raquel Mosquera, Rocío Jurado y su hija Rocío. Mientras el mundo del cuadrilátero lloraba su pérdida, su pueblo natal, Alosno (Huelva), se prepara para vivir tres días de luto. Pedro Carrasco, quien conquistó el título de campeón del mundo de boxeo de los pesos ligeros en 1971, recibió ayer sepultura en el madrileño cementerio de Carabanchel.

28 ene 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

Deshecha por el sufrimiento, Raquel Mosquera echó un puñado de arena a la fosa y despidió a su marido con un «cuídate mucho, papi». Momentos después, al borde de sufrir una crisis nerviosa, abandonó el entierro antes de que terminara la ceremonia. La viuda, con los nervios a flor de piel, tuvo que ser atendida por un médico de urgencia el día antes, cuando se encontró en casa con el cadáver de su marido. Con vítores de «campeón, campeón», un centenar de admiradores y aficionados al boxeo rindieron homenaje con un nudo en la garganta al marinero de los puños de oro, así conocido porque hizo el servicio militar en la Armada. La primera mujer del laureado púgil, Rocío Jurado, arrancó una rosa roja de una corona, la besó y la depositó en el ataúd antes de que fuera inhumado. El torero Jaime Ostos, la ex- campeona de taekwondo Coral Bistuer, el jugador de baloncesto Fran Murcia y su esposa, Lara Dibildos, la presentadora Terelu Campos, la folclórica Marián Conde, el cantante José Vélez, Barbara Rey y el presidente de la Federación Española de Boxeo, Justo Vázquez, fueron algunos de los personajes que soportaron con estoicismo el frío reinante para asistir al entierro de su amigo. Durante toda la mañana, el tanatorio de la M-30 fue escenario de un trasiego continuo de caras habituales del papel couché y de representantes del mundo del deporte. Con el rostro descompuesto y oculto por unas gafas oscuras, la ex mujer del boxeador, Rocío Jurado, llegó a la capilla ardiente acompañada de su actual esposo, José Ortega Cano. Ambos permanecieron toda la noche velando el cadáver, acompañados por Rocío Carrasco y su novio Fidel.