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«Hay quien me niega el saludo por mis opiniones sobre `Gran hermano''»

Carlos Cortés
CARLOS CORTÉS MONFORTE

SOCIEDAD

Gustavo Bueno, filósofo y espectador confeso del popular concurso de Telecinco Gustavo Bueno asume entre divertido y resignado su rol de intelectual oficial del «Gran hermano», y advierte a sus críticos que «la escoba puede estar más sucia que la basura que barre». Catedrático emérito de Filosofía en la Universidad de Oviedo, Bueno llevó ayer hasta Escairón su porte de sabio irónico para dar una conferencia sobre la evolución histórica de los nacionalismos, pero no evitó las preguntas sobre sus apariciones en el programa más criticado y visto de la historia de la televisión.

25 may 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

Gustavo Bueno presume de su amistad con Ismael e Iván, la carismática mafia de la primera edición de Gran hermano -«he estado con ellos en su local de copas de Madrid conversando sobre la teoría del cierre categorial» (el fundamento del sistema de materialismo filosófico del que es autor)-, y sostiene que sobre este polémico programa se han dicho «muchas estupideces». -Tengo un amigo culto y de izquierdas que no se pierde «Gran hermano». ¿Tiene cura lo suyo? -Gran hermano puede verse desde muchos puntos de vista. Piense que el cuadro de Las Meninas puede verlo desde un mongólico hasta un esteta, un historiador, un republicano... Así que depende de quién lo vea y cómo lo vea. -¿No corre peligro mi amigo de caer en la alienación más absoluta? -Si uno está alienado, lo seguirá siendo vea Gran hermano o no. -¿Cómo le dio por ser seguidor de este programa? -No fue por gusto. Cuando empezó a emitirse la primera edición, yo estaba preparando un libro sobre la televisión en el que distinguía entre televisión material, que básicamente sería el cine, y televisión formal, que se caracteriza por la clarividencia, ese don divino que permite ver a través de los cuerpos opacos y que está enfrentado a la idea de intimidad. Hay quien ha llegado a negarme el saludo. Me dicen «parece mentira que se meta usted en esto, ¿no tiene nada mejor que hacer que aprenderse los nombres de esta gente?». Yo les contesto que un zoólogo que quiere estudiar la conducta de los chimpancés en una jaula forzosamente ha de aprender sus nombres. -Va a ser cierto que es un experimento sociológico. -Desde luego no es ningún experimento, pero a mí empezó a interesarme el programa el año pasado, cuando Iván sugirió el pacto de las nominaciones y todos empezaron a decir que el dinero del premio lo darían a los etíopes. Aquello fue un revolcón a la idea original del programa, competitiva y capitalista. Desde entonces, aquel Gran hermano dejó de ser sólo algo similar a un observatorio de primates. -Y a partir de ahí empezó a participar en el programa. -Me llaman porque no les insulto. No es que lo defienda, me limito a no atacarlo.