Otro padre coraje salva a su hija de una red de prostitución que sienta en el banquillo

ISABEL BAEZA SEVILLA

SOCIEDAD

El hombre se adentró en los bajos fondos y consumió droga para denunciar a la organización mafiosa

02 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

En los próximos días, Nazario Gómez Valverde, un almeriense de 58 años, verá cómo su particular odisea contra la droga le lleva a ganar otra pequeña batalla en la guerra que comenzó en 1996. La victoria definitiva todavía tardará en llegar. Cinco miembros de una red de prostitución y narcotráfico deberán responder ante la Audiencia Provincial de Almería por captar a su hija. La chica cayó en la heroína con tan sólo 12 años. «Era alta, rubia, guapa y con los ojos azules. Se fijaron pronto en esa preciosa niña y, cuando ya no tenía dinero para pagarse la droga, la introdujeron en la prostitución. Con su cuerpo se pagaba la dosis», explica en un testimonio desgarrador este nuevo Padre Coraje. La joven tiene ahora 18 años y lucha por su desintoxicación después de que su padre moviera cielo y tierra para recuperarla, lo que le llevó a adentrarse en el mundo de los bajos fondos de muchos rincones de España disfrazado de mendigo y toxicómano. Su papel fue tan real que incluso llegó a esnifar cocaína y a inyectarse heroína. Además, Nazario Gómez es testigo protegido de ese caso judicial y ni siquiera ahora puede ver a la adolescente para seguir de cerca su lenta recuperación. Amenazas Hasta que le sobrevino el zarpazo de ver a su hija enganchada, disfrutaba de una buena condición social y laboral. Trabajaba como director de una compañía de seguros que le absorbía de la vida familiar y no se percató de que la adicción de la niña era ya una realidad. «Queremos mucho a los hijos, pero el trabajo nos mantiene al margen de ellos. Ahora pido a los padres que observen a sus hijos», dice. El padre tardó 12 meses en comprobar que la hija consumía heroína, ya que los primeros escarceos con la droga llegaron a los once años de edad. Su mujer lo sabía con anterioridad, pero «la tenían amenazada». La niña protagonizaba permanentes y largas escapadas y, después, «la red fue llevándosela por toda España sabiendo que yo iba detrás de ellos». Este padre viajó por Barcelona, Valencia, Málaga, Alicante y Murcia. Gastó medio millón de pesetas en pasajes y en el pago de confidentes y de droga con la que intentaba arrancar alguna pista y que él mismo tomaba mientras decía que la chica a la que buscaba estaba con él y se le había escapado. Sólo la vio una vez y prefiere no recordarlo. «Me derrumbé». explica. Ahora que ha recuperado a su pequeña, Nazario espera que el juicio contra la organización mafiosa que la había captado sea determinante si la chica no se echa atrás en su acusación. Pero su sentencia más esperada es otra: que le devuelva a su niña tal como era. «Y esa ya no la puedo recuperar», confiesa.