El Rey en Baiona Ahí le tienen. Hecho un brazo de mar. Nadie diría que don Juan Carlos venía de una boda. Y no de una boda cualquiera. Pero ayer apareció por Baiona como un campeón para participar en la regata Príncipe de Asturias. Don Juan Carlos le ha cogido gusto a regatear en Galicia y tras su paso por A Coruña, recala ahora en Baiona y hará lo propio la semana que viene en Sanxenxo. Pero, a lo que íbamos. Que no se le notaba nada la boda. El Rey apareció bronceado y con un aspecto muy saludable. Dijo que estaba encantado de volver a Baiona, donde el año anterior se lo había pasado muy bien. Fraga y Cherie ¿Y Fraga ? ¿Cómo se lo pasó en la boda? Genial. Don Manuel compartió mesa y mantel con Cherie Blair . Literalmente el presidente gallego dijo que la ceremonia fue «muy simpática, muy emotiva y muy impresionante». A la señora Blair, le explicó el significado de las arras y le enseñó un retrato de María Tudor. Desde luego, Fraga está encantado con la boda. Tanto que ayer apeló a ese clásico: «España ha logrado salir de su aislamiento». Eso sí, don Manuel le encontró un inconveniente a la boda: «Casi no he dormido y se me ha notado algo». Nada, nada, don Manuel, a usted esas cosas nunca se le notan. Ana y los encajes Hubo más resaquilla gallega del bodorrio. Por ejemplo la onda que le llegó a la coruñesa Teresa Rego , la artesana que regaló a los Agag-Aznar unos complementos de encaje para la pareja. Por lo visto, a la madre de la novia le gustaron tanto que se lo hizo constar a Pitina , la mujer de Florentino Pérez con quien abrió una exclusiva tienda en Madrid. Triunfo gallego. La que no estuvo en la boda fue Esther Koplowitz . Cenó en Zalacaín. ¿Saben con quién? Pues con Fernando Falcó , marqués de Cubas. Enamoradísimos. Casi, casi se veían los corazones que se elevaban hacia el techo. Ay, el amor.