
Hechos y figuras
04 jul 2003 . Actualizado a las 07:00 h.La de ayer sí que fue una tremenda boda. Probablemente una de las más elegantes que se han celebrado en Galicia durante los últimos años. Mucha gente, mucho glamur y alguna que otra sorpresa. Vamos allá. Se casaron Pablo Fernández Andrade y María Arístegui Carreira . El novio es el hijo de Manuel Fernández de Sousa Faro , presidente de Pescanova. Y lo hicieron, perdonen la insistencia, por todo lo alto. Los novios optaron por una fiesta vespertina y convocaron a los invitados a las ocho de la tarde en el Pazo Pegullal. Cruzar la puerta era como hacerlo por el túnel que da paso al legendario Shan-Gri-Lah, porque la decoración era francamente espectacular. Desde luego, para una boda así no encargaron los detalles a cualquiera. La puesta en escena corrió a cargo de Jean-François Denizot Borbón dos Sicilias y su socio Pedro Rochel . Y se notó. Chirimías La ceremonia se ofició en la capilla del pazo que, obviamente, resultó insuficiente para los casi seiscientos invitados. Pero estaba todo previsto. Unos monitores instalados a la puerta de la iglesia daban fe de lo que ocurría dentro. Y, entre otras cosas, ocurrió que los novios se dieron el sí quiero y que sonaron chirimías, una música del siglo XVI, autóctona de la catedral de Santiago. En este tipo de bodas ocurren este tipo de cosas. Invitados de nivel Entre los invitados, pues muchísimo nivel, por supuesto. Por allí se dejaron ver los alcaldes de Vigo y A Coruña, los conselleiros Palmou y Pérez Varela , Abel Caballero ; José Luis Méndez , director general de Caixagalicia, Roberto Tojeiro , Manuel García Valiña , presidente de Finsa; Honorato López Isla , vicepresidente de Fenosa; José María Arias , presidente del Banco Pastor y Santiago Rey Fernández-Latorre , presidente de La Voz de Galicia. Espero que me perdonen, pero comprenderán que, con casi seiscientos invitados y semejante despliegue de elegancia, no pueda darles una relación más amplia de ilustres invitados. La sorpresa de Marta Ortega La sorpresa vino de la mano de Marta Ortega, espectacular con un vestido negro, que asistió a la boda acompañada de su novio, José María Arias . Ella, hija del presidente de Inditex y él, del presidente del Banco Pastor. O mucho me equivoco o fue la primera aparición oficial de los novios que, por cierto, hacen una excelente pareja. Desde luego acapararon no pocos comentarios en un cóctel alumbrado con tres mil velas y cinco mil rosas, bajo una lluvia de fuegos artificiales que estallaban al son del Himno a la Alegría de Beethoven. Yo, que he estado en algunas bodas, no había visto, desde luego, ninguna semejante. Enhorabuena a los novios y a los invitados porque la fiesta fue de las que no se olvidan.