Mi nombre es Usmail

SOCIEDAD

05 mar 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

EL RECURSO al anglicismo del que se nutre el español para denominar situaciones u objetos de nuevo cuño, suele sustituirlo el inglés por la invención directa de expresiones que, con permiso de Lázaro Carreter -y arriesgándome a ser insertada por un doloroso dardo-, le conceden a la lengua del imperio una vitalidad bien interesante. En cuanto Google comenzó a operar como la madre de todos los buscadores, los norteamericanos se aprestaron a transformar una palabra inexistente hasta que se convirtió en marca, en un verbo que ya es sinónimo de «buscar» en Internet. Pero las nuevas tecnologías están ayudando también a modificar -con acierto, por cierto- denominaciones clásicas que ahora presentan matices renovados. La generalización del e-mail como sistema de comunicación universal, inmediato y bastante eficaz, exigía, por lógica aplastante, reconducir hacia la precisión la palabra que hasta ahora venía definiendo al correo convencional -el de las cartas, vamos, que ni es inmediato ni bastante eficaz, como saben-. Así, hace ya tiempo que los yanquis denominan al modelo carta con sello snail que, además de oponerse sonoramente a la perfección a e-mail, significa caracol . Es probable que en breve ese snail alcance la categoría de nombre propio, en cuanto gente tan salada como los cubanos o los dominicanos empiecen a utilizarlo para bautizar a sus hijos. Por allí ya viven y beben más de un Usmail -o sea, correo americano -; Usamade -o sea, hecho en América -; Maybe -o sea, puede ser - y hasta Daily -o sea, diariamente -. Y tan ricamente.