«No celebro el 'Día del Orgullo Gay' porque estoy orgulloso de serlo todos los días», asegura el ourensano, que habla de su novio en su nuevo espectáculo.
26 jul 2004 . Actualizado a las 07:00 h.Ejerce de gallego, pero la longitud de su discurso es más propia de un argentino. La rueda de prensa que Moncho Borrajo ofreció ayer en el teatro Rosalía de Castro de A Coruña, donde actuará desde hoy hasta el domingo, fue un monólogo. Sin que mediase pregunta alguna, el ourensano disertó veinte minutos seguidos sobre lo divino y sobre lo humano. Con lo divino arrancó. Estaba de resaca religiosa, indignado por la homilía dominguera del arzobispo Julián Barrio, quien reprochó a Zapatero que el PSOE impulse los matrimonios entre homosexuales. «Le recuerdo que medio Vaticano es gay», empezó. Y, aunque parezca increíble, subió el tono: «Santiago tendría que ser el santo de los gais: es el único al que abrazan por detrás». «No me interesa una iglesia que dice que los animales tienen alma y que considera enfermos a los homosexuales», concluyó sobre este particular Borrajo, que fue un año seminarista y sigue creyendo en Dios, en un Dios justo. «Pido que a los homosexuales se nos juzgue de cintura para arriba». Sorprende que un hombre tan reivindicativo no participe en el Día del Orgullo Gay , pero el ourensano siempre tiene el as para matar el tres: «No lo celebro porque estoy orgulloso de serlo todos los días». También hace apostolado rosa en Cosas mías , que llenará el Rosalía durante seis días si se mantiene el alto ritmo de venta de entradas. «En el espectáculo hablo de mi compañero, con el que llevo 19 años». Es uno de los momentos intimistas de una función «de dos horas que se pueden estirar hasta las tres y diez minutos» en la que el humorista hace mimo, imita a los cantantes Chavela Vargas y Raphael, y realiza dos monólogos largos, uno sobre la Navidad y otro en el que arremete contra los apartamentos adosados. Borrajo presume de que el éxito no le ha restado ni un ápice de combatividad. «Soy un crítico social», aclara. Ataca a la derecha cuando llama Petit Suisse a Aznar, «porque tiene muy mala leche, pero no le cuaja». Y la izquierda cuando rebautiza a Zapatero con el nombre del protagonista de El señor de los anillos : «Es como Frodo Bolsom: sabe que tiene que hacer algo, pero no sabe cómo hacerlo». También manda un recado a los vendepatrias : «Hay gente que hace años me llamaba paleto por hablar gallego y ahora va de galleguista». Amenaza con fustigar a unos y otros durante mucho tiempo: «Mi padre tiene 85 años y está como un toro. Mi abuelo murió a los 102. Políticos, tenéis Monchiño para rato». Este ciclón se subirá hoy al escenario del Rosalía. Los bañistas esperan que no se cumpla su deseo: «Ojalá llueva mucho esta semana. Es que este teatro no tiene aire acondicionado...».