Li Tao

J. C. ORTIZ

SOCIEDAD

07 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

XIAHAI significa algo así como arrojarse al mar, y es la forma coloquial con la que los vendedores callejeros de Shanghai te explican, mientras regateas resignadamente, por qué un día dejaron el arado y se vinieron a la mayor metrópoli de Asia para vender empanadillas. Hoy todos los chinos se han lanzado al mar a pesar de que la mayoría no saben nadar. En las callejas adyacentes a la avenida de Nanging, la calle comercial de la capital económica de China, se acumulan mercadillos medievales en los que se pueden adquirir a un euro, previo regateo, auténticos calzoncillos falsos de Calvin Klein. «La guerra se basa en el engaño», advertía el general Sun Tzu hace 2.500 años. Su manual de estrategia militar, El arte de la guerra, explica, muchos siglos después, qué esta pasando en el tigre asiático. Por eso el librito ya se ha convertido en una biblia en Wall Street y en objeto de culto para los entrenadores de fútbol. Los chinos son maestros de la estrategia, han creado una cultura práctica llena de símbolos ajena a la de Occidente y por eso sus dioses son tipos como Bill Gates o los luchadores japoneses de sumo. Quizás por eso Siemens recurrió un día casi por casualidad a un joven ingeniero chino experto en lavadoras, Li Tao, para que diseñara un teléfono móvil. Y el oriental pergeñó el Leonard , el móvil plegable mas moderno del planeta: un aparato del que salen fuegos artificiales cada vez que llega una llamada. Cuentan que en la multinacional, tras la satisfacción inicial, saltaron las alarmas. «El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar», escribió Sun Tzu hace siglos. Pues eso. El futuro suena a chino.