Bailando entre leprosos

BLANCA RIESTRA

SOCIEDAD

11 oct 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

SIENDO DOCE de octubre, aniversario de aquel día de 1492 en que el vigía de La Pinta avistó la isla de San Salvador, les recomiendo que hagan una excursión al cine más cercano y se inyecten en vena Los diarios de motocicleta , filme basado en los testimonios de un jovencísimo Ernesto Guevara de La Serna -que se convertiría en el Che y terminaría sus días asesinado por la CIA en los montes de Bolivia-. Ernesto Guevara, estudiante de medicina porteño, a punto de recibirse emprende un viaje a través de Hispanoamérica en una vieja moto y acompañado de un fiel amigo muy juerguista. Los Andes, el Amazonas, las minas chilenas, el Machu Pichu y cientos de rostros de indígenas desposeídos, que no tienen donde caerse muertos en unas tierras que ya no son suyas. La cosa apenas ha cambiado. Gael García Bernal nos tiene acostumbrados a papeles de chavalito salido, cura enamorado o travestí cupletero, pero aquí borda un registro inédito, pudoroso: un hilo delicado de pavor, el del chico enfrentado con una realidad cruda que ignoraba. Ernesto habla poco pero con su silencio lo dice todo. De la cinta, producida por Robert Redford, sorprende el humanismo, la ferocidad y una alegría desbordante en medio de la tragedia. «Hay que enviar la muerte al carajo en cada bocanada». Guevara y Granados recorren Hispanoamérica requebrando a las muchachas, jugando al fútbol y bailando entre pobres, monjas y leprosos.