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Las manzanas del paraíso

Cristino Álvarez

SOCIEDAD

15 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Parece fuera de toda duda que la manzana es la más popular de todas las frutas, al menos en las culturas occidentales. La tradición judeo-cristiana ha asociado siempre la manzana con la fruta del árbol del bien y del mal que costó la expulsión del paraíso de nuestros primeros padres, aunque en el Génesis no se especifique qué clase de fruta comió Eva seducida por la serpiente. También en tiempos heroicos, una manzana provocó otro cataclismo: la manzana de la discordia que Paris adjudicó a Afrodita en pugna con Atenea y Hera; esa elección trajo consigo que Helena se enamorase de Paris, huyese con él a Troya y, como consecuencia, se produjese la guerra de Troya. Normalmente, y a pesar de su altísimo consumo, le damos poca importancia a las manzanas, tal vez porque son cosa de todos los días. Los anglosajones le tienen mucha fe: dicen que una manzana al día mantiene al médico alejado (one apple every day keeps the doctor away, dicen); y es conocida la leyenda de Johnny Appleseed, en realidad un inmigrante escandinavo que decidió un día que la misión de su vida era llenar de manzanos el valle del Ohio. Pero la manzana sirvió para dar nombre a muchos de los nuevos frutos encontrados por los europeos en el Nuevo Mundo. Es bien sabido que la patata se llama en francés, pomme de terre, literalmente manzana de tierra, que es lo que significa también el holandés aardappelen; los italianos llamaron al tomate poma d'oro, manzana de oro (en italiano el tomate se llama aún pomodoro); pero los franceses también acudieron a la manzana, y llamaron originalmente al tomate pomme d'amour (manzana de amor; estos franceses...). Claro que los alemanes llegaron más lejos y la llamaron paradisapfle o manzana del paraíso: los teutones sí que tenían claro cuál fue el objeto del pecado de nuestra madre Eva. Ya ven que las manzanas han estado siempre en boca de los hombres aunque no sepamos qué eran las manzanas del jardín de las Hespérides. ¿Naranjas, quizás...? Otro día lo veremos.