El autor Marino Gómez-Santos censura el olvido de Severo Ochoa en su centenario
SOCIEDAD
Si Severo Ochoa estuviese vivo, hoy cumpliría cien años. El científico asturiano aisló la enzima polinucleótido-fosforilasa -auténtica llave maestra del mapa genético- y por sus trabajos en este campo fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1959. «Da la sensación de que el Gobierno no se ha enterado de quién es este hombre», censuró el escritor y periodista Marino Gómez-Santos, autor de la biografía Severo Ochoa y España, que acaba de publicar Trotta. «Es el único científico español, junto a Cajal, que ha recibido el Premio Nobel, y al cumplirse los cien años de su nacimiento le hacemos un homenaje de aldea», insistió con aspereza. Gómez-Santos manifestó que, «sin las investigaciones de Ochoa, el mundo de la bioquímica y el mapa genético estarían aún en mantillas». El escritor y periodista puntualizó que la expresión «homenaje de aldea» no pretende ser despectiva. «Quiero mucho a Asturias, porque también es mi tierra, y estoy orgulloso de que mis paisanos hayan movido Roma con Santiago para honrar la memoria de Ochoa, pero un Premio Nobel merece que el Gobierno lleve el peso de las celebraciones». La indignación del autor y de la comunidad científica ha debido de hacer mella en el Gobierno, pues el Consejo de Ministros acordó ayer in extremis crear una comisión para celebrar el centenario de Severo Ochoa. La comisión estará integrada por el Principado de Asturias, los ministerios de Educación y Ciencia y de Sanidad y las instituciones relacionadas con el premio Nobel.