Un niño de tres años de Dianjiang, al suroeste de China, necesita consumir hasta diez cigarrillos diarios a causa de una adicción al tabaco contraída por influencia de su abuelo, según informa un periódico local. Los padres del pequeño tuvieron que emigrar por trabajo y, como otros millones de familias chinas, dejaron al niño al cuidado del abuelo. Éste es un fumador empedernido desde hace años, que, cuando el niño mostraba curiosidad por su pipa, se la daba a probar como si se tratase de un juego. Llegó un momento en que el niño requería la pipa o los cigarrillos a diario y, si no se los daban, se ponía a llorar o se mostraba muy inquieto. «Es culpa mía», reconoce el arrepentido abuelo. Una psicóloga ha tenido que intervenir, y si el problema no se resuelve deshabituando al resto de los familiares o con juguetes, se tendrá que recurrir a medicar al pequeño.