Científicos gallegos logran mejorar la movilidad a enfermos de párkinson

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN

SOCIEDAD

Prueban que existen circuitos nerviosos alternativos que se activan ante estímulos externos Impusieron a los pacientes ritmos sonoros que beneficiaron su capacidad motora

11 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

La investigación partía de una hipótesis sencilla en apariencia: el cerebro dispone de circuitos nerviosos alternativos que permiten a los enfermos de párkinson reaccionar ante estímulos externos y, en consecuencia, mejorar su capacidad motora. La teoría existía, pero nunca hasta ahora se había demostrado en la práctica. Y esto es lo que han hecho un grupo de científicos de la Unidad de Ciencia y Control Motor (Neurocom) de la Universidade da Coruña dirigidos por el catedrático de Fisiología Javier Cudeiro Mazaira. La investigación se dividió en dos fases. En la primera, los científicos se plantearon cómo activar otras rutas nerviosas de los pacientes de párkinson con dificultades para moverse porque tienen alterado el reloj interno del cerebro. Tras un estudio previo, encontraron la solución: mediante la imposición de ritmos sonoros externos que debía reproducir el propio enfermo. Y, en la práctica, la táctica funcionó con quince pacientes que se sometieron al experimento, que se llevó a cabo en colaboración con la Asociación Gallega de Enfermos de Párkinson y la financiación de la Xunta. Todos lograron mejorar sus movimientos. El estudio mereció el Premio Nacional de Investigación de la Fundación Apmib y el Premio Infanta Cristina de Comunicación en el apartado de I+D y nuevas tecnologías. Pero, si aparentemente parecía existir una conexión entre la estimulación externa y la activación de rutas cerebrales alternativas, faltaba por obtener la prueba definitiva y conocer por qué ocurría este proceso. La respuesta acaba de llegar con la culminación de la segunda fase del trabajo, ya sin ayuda oficial, en la que se sometió a nueve pacientes a una tomografía por emisión de positrones (PET). Mediante este sistema de radiación nuclear se pudo comprobar de forma fehaciente cómo en las personas que habían sido sometidas al protocolo de imposición de ritmos sonoros externos se habían activado los circuitos nerviosos alternativos. Y se obtuvo también la fotografía de en qué puntos se había producido este proceso: en el cerebelo, la corteza, la corteza parietal y la corteza sonora. «Es posible -explica Cudeiro- que haya más zonas, pero todavía no las hemos descubierto». Con este hallazgo, que ha salido publicado en la revista especializada Parkinsonism & Related Disorders , el equipo coruñés se convirtió también en el primero en demostrar científicamente que con un sencillo protocolo se obtienen cambios beneficiosos en el funcionamiento de determinadas áreas del cerebro.