Pocos casos han causado tanta repulsión en Alemania como el de Armin Meiwes, un tímido profesor que hoy todos conocen como el caníbal de Roteburgo. Este experto informático de 44 años, conmocionó al país hace cuatro años al confesar con frialdad en un primer juicio que había asesinado, descuartizado, cocinado y deglutido algunas partes del cuerpo de su víctima, Jürgen Brandes, un año menor que él. Ayer Meiwes era condenado a cadena perpetua, que en Alemania se traduce en 15 años de prisión, con posibles atenuantes por buena conducta. El Tribunal de Alta Instancia de Fráncfort argumentaba la condena máxima, basándose en que Meiwes, que nunca dijo arrepentirse, es un perturbado mental, incurable, y que existe el riesgo de que sea reincidente. El primer juicio contra este profesor de Roteburgo que puso un anuncio en Internet en el que buscaba explícitamente a alguien «para ser devorado», terminó en enero del 2004 con una condena de ocho años por homicidio. Meiwes no pudo ser juzgado por canibalismo, un delito que no recoge el código penal alemán. La fiscalía recurrió la sentencia por considerar que se trataba de un asesinato en toda regla. El Tribunal Supremo alemán ordenó finalmente que se repitiera el juicio. El berlinés Jürgen Brandes, su víctima, acudió por propia voluntad a la llamada de Meiwes en marzo del 2001, después de haberse conocido en foros de Internet. Según declaró el juez Volker Mütze en el primer juicio, habían acordado que Meiwes satisfaría sus fantasías sexuales, y a cambio Brandes se prestaría a ser asesinado por su amante. Meiwes filmó incluso el asesinato y posterior descuartizamiento. Lo macabro del hecho es que llegó a cocinar el pene de su víctima para su posterior consumo. Y nunca negó el acto. Al contrario. «Siempre me imaginé que quien decida estar conmigo, lo haga para siempre», explicó imperturbable. Meiwes se encontraba desde el 2002 en prisión preventiva, y es que reconoció que había emprendido la búsqueda de nuevas víctimas.