El Papa homenajea a Juan Pablo II y al pueblo judío en su viaje a Polonia
SOCIEDAD
Benedicto XVI recorrió el gueto de Varsovia y visitará Auschwitz Miles de ciudadanos salieron a recibirle, pero sin el fervor que profesaban a Wojtyla
25 may 2006 . Actualizado a las 07:00 h.Rendir un sentido homenaje a Juan Pablo II y al sufrimiento del pueblo polaco en el siglo XX son los dos cometidos fundamentales del viaje a Polonia que comenzó ayer el papa Benedicto XVI. «He venido para seguir los pasos de Juan Pablo II, el largo itinerario de su vida», afirmó el Papa en una ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Varsovia-Okecie. Sin una afluencia multitudinaria como las que arropaban a su antecesor, Benedicto XVI fue recibido por miles de ciudadanos polacos que estuvieron presentes en las calles e hicieron ondear banderas del Vaticano a lo largo de su recorrido con el papamóvil. El Papa empezó a marcar su impronta al cambiar el itinerario en Varsovia para rendir homenaje a los insurgentes del gueto judío caídos en 1943, después de tres semanas de lucha desigual con los nazis. En ese barrio, los ocupantes nazis habían encerrado a partir de octubre de 1940 a unos 450.000 judíos de Varsovia y sus alrededores, hacinados en sólo cuatro kilómetros cuadrados. La inmensa mayoría de los recluidos murieron de hambre o enfermedad. «Es muy significativo que pase por aquí y dé su bendición a la manera católica», dijo Michael Schudrich, gran rabino de Polonia. El papamóvil también pasó lentamente ante varios monumentos erigidos en memoria de esos trágicos años. Benedicto XVI terminará simbólicamente su viaje el domingo con una visita al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, el principal escenario del genocidio de los judíos europeos, donde murieron más de un millón. Resentimiento histórico Aunque es el jefe de la Iglesia católica, el Papa no puede escapar al destino de todos los alemanes, sea cual fuere su edad. Más de 60 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes se ven obligados a asumir la barbarie nazi. Para Benedicto XVI, la carga es más pesada, pues tenía 18 años cuando terminó la guerra, y había sido enrolado como adolescente en las juventudes hitlerianas. De acuerdo con una encuesta reciente, el 80% de los polacos consideran que la nacionalidad alemana del Papa no supone un problema. Sin embargo, Polonia es un país donde el resentimiento contra los alemanes sigue siendo muy fuerte, pero consideran un gesto amable del Pontífice que haya elegido Polonia como primer destino. En los últimos días, las autoridades de la Iglesia católica polaca trataron de aprovechar la imagen positiva de Benedicto XVI para preconizar una reconciliación definitiva entre polacos y alemanes.