La vida de Rocío Jurado pende de un hilo. Algunos familiares y el médico personal de la artista reconocieron ayer que atraviesa por los momentos más difíciles desde su regreso de Houston el pasado 24 de marzo, donde fue tratada del cáncer de páncreas que padece desde hace casi dos años. En la noche del sábado la Chipionera sufrió una nueva insuficiencia hepática asociada a su enfermedad que le provocó una «acentuación de pérdida de conciencia». Desde entonces, la cantante permanece sedada en su domicilio madrileño de La Moraleja, donde en las últimas horas fue visitada por familiares y amigos en un clima de tristeza y creciente pesimismo sobre su evolución. Grave y preocupante El médico personal de Rocío Jurado, Alejandro Domingo, no dudó en calificar de «grave y preocupante» la situación de su paciente. El doctor, que regresó a la residencia de la cantante sobre las once de la mañana tras haberla abandonado tres horas antes, puntualizó que se encontraba «estable dentro de la gravedad». «En este tiempo no me han llamado, lo que prueba que la situación es la misma», afirmó a los medios, a los que posteriormente, en un intento de dar un halo de esperanza, les dijo: «Rocío tiene un corazón muy grande, pero a la vez fuerte. Es un árbol difícil de derribar». En vista del empeoramiento, los familiares más cercanos se acercaron a la casa de La Moraleja vestidos con ropa oscura y con los semblantes visiblemente afectados. La cantante, que lleva casi dos años luchando contra un cáncer, tuvo que suspender a finales de enero pasado la presentación de su disco Rocío, siempre y fue a Houston para una revisión de su estado. Sufrió entonces una fuerte reacción alérgica a un medicamento, por lo que fue ingresada en la uci. La cantante recibió el alta por última vez el 29 de abril y desde entonces recibe tratamiento en su domicilio.