Cientos de intocables de la India cambian de fe para salir del sistema de castas

La Voz LA VOZ | AGENCIAS

SOCIEDAD

PRASHANTH VISHWANATHAN

Los «dalit», la clase más marginada del país, pueden ir a la cárcel por renunciar al hinduismo Adoptaron las doctrinas budista o cristiana para protestar por las leyes anticonversión

14 oct 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

La India tiene armas nucleares, lanza satélites al espacio, incluso planea enviar una nave a la Luna, es toda una potencia en Software y ha montado un gran imperio cinematográfico llamado Bollywood. Pero en el segundo país más poblado del mundo, 167 de sus 1.100 millones de habitantes están predestinados desde que nacen a ser analfabetos, a tener los peores trabajos (como transportar cadáveres y basura) y a no poder beber siquiera del mismo agua que el resto de la población. Son los dalit , los intocables. No los de Elliot Ness, sino los que forman la casta más baja, pobre y marginada de la sociedad india. Ayer, en la ciudad de Nagpur, en el estado occidental de Maharastra, cientos de parias -unos 2.500 según un líder dalit - renunciaron al hinduismo y se convirtieron al cristianismo y al budismo como una forma de protesta para escapar de la injusticia del rígido sistema de castas, un orden con cientos de siglos de antigüedad que asigna a cada indio un puesto inamovible en la escala social. Oficialmente, no hay castas desde 1950, cuando fueron abolidas. En la práctica, la discriminación persiste, sobre todo en las zonas rurales, donde viven cuatro de cada cinco dalit . Policía antidisturbios En la ceremonia colectiva de ayer, en la que se vieron pancartas con el lema «Todas las religiones son iguales», acudieron como observadores varios activistas pro derechos humanos. También vigilaban docenas de policías antidisturbios, pero aún así se quemaron copias de las nuevas leyes que rigen en algunos estados indios -gobernados por el partido nacionalista hindú, el BJP (Bharatiya Janata Party)-y que pretenden evitar que los más pobres cambien de religión. Algunas de estas normas pretenden dificultar el cambio de confesión al establecer que el budismo es una de las ramas del hinduismo. Otras van más allá y condenan a la persona que se abraza a otra fe, si no informa antes a las autoridades, a una multa y un año de cárcel, igual que al sacerdote que celebra la ceremonia. «Es importante entender que esto es un grito por la dignidad humana; es un grito por lo que valen los hombres», dijo ayer a la BBC Joseph D'Souza, cristiano converso y presidente de la Asociación por la Libertad de los Dalit. «Buda creía en la igualdad; el hinduismo enseña la desigualdad», añadió otro asistente a la ceremonia. La fecha elegida para la conversión masiva no fue casual. Ayer se cumplían 50 años de la muerte de Bhimrao Ramji Ambedkar, padre de la Constitución india y pionero en la defensa de los derechos de los intocables. Hasta que se rebeló y se hizo budista, él fue uno de ellos, un impuro en lo más bajo de la pirámide social. Así es el resto: justo por encima de los dalit se sitúan los shudras , que sólo pueden ser obreros y sirvientes por haber nacido, según la tradición hindú, de los pies del dios Brahma. Un escalón más arriba están los vaishyas , comerciantes y artesanos, que salieron de los muslos de la deidad; y después los kshatriyas , guerreros procedentes de sus brazos. En la cúspide reina la casta de los brahmanes , los sacerdotes, la clase más alta y pura, la única que emanó de la boca de Brahma.