Crónica Una investigación publicada en «Science» desmonta el estereotipo de la locuacidad femenina y demuestra que hombres y mujeres manejan 16.000 palabras al día
05 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.El mito se cae. Las mujeres no hablan más que los hombres. Si ésta era la percepción popular, justificada también por las diferencias que existen en el cerebro entre ambos sexos, el seguimiento realizado a 400 estudiantes de México y Estados Unidos durante ocho años ha demostrado que no existe una razón científica que avale esta particular teoría. Hombres y mujeres utilizan prácticamente el mismo número de palabras en las relaciones que mantienen a lo largo del día: un total de 16.000. En realidad, ellas manejan unos pocos vocablos más, 16.215 por 15.669, una diferencia insignificante si se compara con los 20.000 y 7.000, respectivamente, contabilizados en trabajos anteriores, mucho menos ambiciosos que el que ahora han presentado en la revista Science las universidades de Tejas (Estados Unidos) y de Monterrey (México). «El extendido y altamente publicitado estereotipo sobre la locuacidad femenina es infundado», explica Matías Mehl, profesor de Psicología en la Universidad de Arizona y asesor del estudio. Pero la creencia popular que apunta a la verborrea femenina y a la contención masculina ¿tiene alguna base científica? No, aunque también es cierto que desde el punto de vista estrictamente biológico se sabe que las mujeres tienen más desarrollado el hemisferio izquierdo del cerebro, que predominante aunque no necesariamente, rige las funciones del lenguaje. «Estas diferencias están demostradas en estudios de resonancia magnética funcional», explica Casto Rivadulla, de la Unidad de Neurociencia y Control Motor de la Universidade da Coruña (Neurocom), quien, sin embargo, duda de que estas divergencias biológicas se traduzcan en una diferencia de comportamientos y que a cada sexo se le asigne una cualidad determinada. Antonio Lamas, responsable del Laboratorio de Neurociencia de la Universidade de Vigo, comparte esta opinión y añade que a la hora de establecer pautas de conducta también resultan determinantes las condiciones culturales y familiares de cada persona. «Hay un componente externo muy importante que no obedece a causas genéticas. El cerebro se moldea muy fácilmente ante el aprendizaje», explica. Lamas tampoco cree que se deba hablar de sexos a la hora de desarrollar distintas conductas y habilidades. «Las diferencias cerebrales entre los miembros del mismo sexo incluso pueden ser superiores a las que hay entre personas de diferentes sexos», matiza. Fernando Cadaveira, profesor de Psicobiología en la Universidade de Santiago, cree «perfectamente posibles» los resultados del estudio realizado en EE.??UU. y México, pero precisa que en otras culturas los resultados igual son diferentes.