Para protegerse del frío o del calor, Benedicto XVI ha desempolvado de los armarios de la tradición papal complementos como capas y sombreros que hacía años que no se veían por el Vaticano.
Tantos años llevaban olvidados que Benedicto ha sorprendido a los fieles y a los medios de comunicación. Así ocurrió la semana pasada, cuando en la tradicional audiencia general apareció con un sombrero rojo de ala ancha, conocido como saturno, pero que en la tradición papal se llama galero.
En realidad, el galero ha sido siempre un sombrero de los cardenales, aunque Juan XXIII (1958-1963) lo usaba mucho, en fieltro y de color negro. Benedicto XVI le ha dado un toque personal eligiendo el color de los papas de la tradición, el rojo.
Joseph Ratzinger también ha redescubierto el camauro, el gorro de terciopelo con un ribete de armiño blanco que los papas llevaban en invierno en lugar de la birreta blanca.
Otro de los complementos que Joseph Ratzinger ha recuperado es la mozzetta, una capa habitual entre los cardenales, pero que los papas habían dejado apartada. La versión invernal -que usó por última vez Pablo VI- es de terciopelo y ribeteada en armiño e indica que el papa es además el jefe de Estado.
La moda a veces es extraña, pues todas estas prendas han hecho del Papa el «mejor portador de accesorios», según la revista masculina estadounidense Esquire y el modisto Gai Mattiolo lo ha calificado como «el hombre más elegante de la tierra».