Ambos estandartes fueron diseñados utilizando los mismos colores y con la única diferencia de que la bandera cuzqueña incluye una franja horizontal de color celeste.
16 oct 2007 . Actualizado a las 18:13 h.Casi 30 años después de que la bandera del Cuzco ondeara por primera vez con los colores del arco iris, varios intelectuales peruanos han propuesto cambiar su diseño por la similitud que presenta con el estandarte gay y los de otros pueblos.
El tema se debatió el último fin de semana, en una reunión celebrada en la antigua capital del imperio de los Incas, donde antropólogos, historiadores, abogados y autoridades locales, disertaron sobre un diseño que ha generado confusiones durante años.
«Este foro se ha realizado tras la petición de la sociedad, traducida en sus instituciones, personalidades, artículos, comentarios y la edición de libros sobre el tema», declaró a Efe Leonarda Ayarsa, titular del grupo de trabajo.
Cuzco, situada al sur de Perú, ostenta su actual bandera desde 1978, cuando el alcalde provincial, Gilberto Muñiz, declaró como emblema una insignia elaborada en 1973 para conmemorar el 25 aniversario de una radio municipal, reseñó la agencia oficial Andina.
El autor de ese diseño, que se fue extendiendo hasta el punto de ser identificada por muchos como la bandera del imperio de los Incas o Tahuantinsuyo, fue el propietario de la emisora, Raúl Montesinos.
Lejos del país andino, el mismo 1978 un artista de la ciudad norteamericana de San Francisco, Gilbert Baker, creaba la bandera gay en respuesta a una llamada del activismo local y la necesidad de contar con un símbolo para la comunidad.
Creados en puntos absolutamente distintos del continente, ambos estandartes fueron diseñados utilizando los mismos colores y con la única diferencia de que la bandera cuzqueña incluye una franja horizontal de color celeste, ausente en la insignia gay.
Según Ayarsa, la necesidad de cambiar el emblema de Cuzco no yace sólo en que «se confunde a nivel internacional con la bandera de los gays», sino también «dada su utilización en otras comunidades, inclusive de otros pueblos, como los aimaras en la misma Bolivia».
Para poner fin a la confusión, los intelectuales reunidos decidieron por mayoría proponer que se cambie la bandera, aunque no detallaron los elementos ni los colores que debe tener la nueva.
Y es que, antes de proceder a la modificación, los presentes acordaron «que se difundan a la población las conclusiones del foro, para que emita también una opinión previo conocimiento de causa», explicó Ayarsa.
Así, en las próximas semanas se habilitará una página web donde los cuzqueños podrán votar a favor o en contra del cambio, en una consulta popular que tendrá carácter vinculante.
«Una vez que se vote y de acuerdo a los resultados, se van a tomar las acciones para que nuevamente los especialistas participen en elaborar proyectos», manifestó.
De ser modificada, la nueva bandera, que podría ver la luz a principios del próximo año, deberá tener «una significación simbólica de lectura comprensiva para toda la población», detalló la representante, quien se mostró partidaria de un nuevo diseño.
«Enarbolar un símbolo es muy significativo, sobre todo para una ciudad como esta», agregó Ayarsa, quien consideró que la actual bandera «a parte de no llevar toda la riqueza simbólica que posee Cuzco, no identifica tanto que sólo se vea el arco iris».
Destino ineludible de cualquier turista que visita Perú, el «ombligo del mundo», significado en quechua de Cuzco y nombre con la que los incas bautizaron a la urbe, tiene entre sus mayores atractivos turísticos a la ciudadela de Machu Picchu, una de las nuevas Siete Maravillas del mundo.