El Papa Benedicto XVI celebró ayer por primera vez en público una misa de espaldas a los fieles, como se hacía en la antigua liturgia que el jefe de la Iglesia católica rehabilitó hace seis meses.
Durante el bautismo de 13 bebés de empleados del Vaticano, el Pontífice permaneció en algunos momentos de espaldas a los fieles y mirando hacia la cruz durante el oficio que se desarrolló en la Capilla Sixtina.
«El resto de la celebración tuvo lugar como es habitual y se utilizó el misal ordinario, es decir, el introducido por Pablo VI después del Concilio Vaticano II», indicó la Oficina del Vaticano. El Papa pronunció la misa en italiano y no en latín.
En julio pasado, Benedicto XVI decidió autorizar la celebración de la antigua misa en latín, según el misal de San Pío V, para alegría de los católicos tradicionalistas.
El misal de San Pío V fue promulgado en 1570 luego del Concilio de Trento. Sufrió numerosas modificaciones, la última de las cuales data de la época del papa Juan XXIII en 1962. Por eso, Benedicto XVI prefiere hablar del misal de Juan XXIII. Este contiene una oración para la conversión de los judíos en Viernes Santo, que conmemora la muerte de Jesús.
Judíos
El misal de Pablo VI reemplazó esa oración por otra que evoca a los judíos como el primer pueblo que «recibió la palabra de Dios», pero no pide su conversión. Este misal fue promulgado en el año 1970 después del Concilio Vaticano II. En este último, el sacerdote oficia la misa de cara a los fieles y en lenguas vernáculas.
Tras la misa, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su apartamento que da a la plaza de San Pedro para rezar el Ángelus junto a varias decenas de miles de personas, que desafiaron la lluvia que caía sobre Roma. El Papa exhortó a los fieles congregados a vivir el bautismo «con coherencia».