El joven diseño gallego triunfa en la pasarela El Ego de Cibeles

Alejandro Posilio

SOCIEDAD

01 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuatro jóvenes diseñadoras representativas de la nueva moda gallega protagonizaron la primera jornada de El Ego de Pasarela Cibeles, certamen que comenzó ayer en Madrid con una jornada en la que cuatro de los ocho creadores que mostraron sus propuestas procedían de Galicia. Todos ellos debutaban con sus originales y atrevidas creaciones en este certamen previo a la prestigiosa Pasarela Cibeles.

La encargada de romper el fuego fue la coruñesa Alba Blanco, que basó sus quince estilismos en prendas bañadas de una atmósfera marina invernal, con elementos distinguidos como una caña de pescar, katiuskas y chubasqueros casi todos de un rojo chillón. Aunque se podía distinguir algún tejido más veraniego, predominaban los invernales, con la lana como bandera, incluidas las originales medias diseñadas también por ella.

Esta joven modista de 23 años y ex alumna de la Escuela de Diseño Textil e Moda de Galicia (Esdemga) optó por las formas amplias -ella las calificó de «hinchadas»-, de amplio vuelo, con pliegues y dobleces como elementos de un estilo decadente sin llegar a ser ampuloso. La combinación de materiales como algodón, lana, charol, piel y paño, así como los estampados y los colores, remiten a una ambivalencia entre lo infantil y lo siniestro, la inocencia y la perversión.

Película de Buñuel

La siguiente en mostrar sus diseños fue la compostelana Menchu Mora, que mostraba su primera colección al completo, incluidos los complementos. Teniendo como punto de partida la presión psicológica de la protagonista de la película Belle de jour , de Luis Buñuel, representó la opresión continuada que sufre la mujer con prendas de aluminio lacado que lucieron todas las modelos en mayor o menor medida. Su pretensión conseguida era la de dar una visión de los diseños concebidos como piezas escultóricas que enjaula a la modelo, logrando transmitir una atmósfera asfixiante y atormentada.

Las propuestas de la pontevedresa Amai Rodríguez fueron las que más llamaron la atención por su carácter rompedor. Con un estilo claramente barroco, el surrealismo y la escenografía adquirieron un valor importante en su presentación, al resaltar la mezcla que entre los tejidos de tapicería para cubrir el cuerpo y las mallas futuristas en las extremidades inferiores. Resultó la ropa menos ponible, pero como dijo su creadora: «He vestido a personajes, no a personas», de ahí que hasta los rostros apareciesen bajo caretas de tela coloreadas.

Cerró la presencia gallega la más curtida de las cuatro jóvenes creadoras: la ourensana Lorena Rodríguez, cuyas composiciones resaltaron por sus rigideces geométricas y la ausencia total de elementos decorativos. Sin embargo, su poética radicó en la sutil maestría de las proporciones y en la elegancia exquisita de los cortes, rematados siempre con unos bordes muy estudiados y limpios. Esta descendiente de artistas y bohemios usó solo el negro en todas las composiciones, con pequeños toques grises, en prendas de tafetán, seda y lana.