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Gallos de pelea con gorra sin más arma que la palabra

SOCIEDAD

Más de treinta raperos participaron en un duelo de versos en Vilagarcía

13 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Se trata de improvisar, de rimar y de rapear; improvisemos pues: «En Vilagarcía / la noche caía / batalla de gallos / un duelo sin fallos / me toco la gorra / te vas a la porra / si te quedas quieto / te falto al respeto / veloz como un rayo / me atacas, me callo / te voy a ganar / en Vilagarcía / que es puerto de mar. Chin, chin, pum, chin, chin, pum...»

Aunque el que esto escribe le haya puesto voluntad, seguro que en la batalla de gallos que se celebró ayer en Vilagarcía no habría pasado de cuartos. Porque las guerras dialécticas son más complicadas de lo que parece.

Si alguien de los que ayer acudieron al parque do Cavadelo pensó que se encontraría un palenque, seguro que iba mal informado. Porque, en la incipiente cultura urbana, la batalla de gallos es un duelo dialéctico en toda regla, al estilo de los veteranos regueifeiros de Galicia y de Portugal, con tipos con gorra, ropa que les queda grande y calzoncillos a la vista pero que, en versión urbana, no dejan de ser primos lejanos de los versolaris vascos.

El Urban VGA (siglas de Vilagarcía, pero a lo hiphopero), además de exhibiciones de skate ?-por favor, no le llamen monopatín-, de grafito, de break dance y de todo tipo de peripecias sobre ruedas, incluyó como broche final un intenso duelo rapeado entre 32 participantes llegados de toda Galicia.

Un rapero de Santiago de nombre Uxío, más conocido en el mundillo como el Galgo, fue el encargado de conducir la velada que, al igual que en el boxeo, cuenta con unas reglas.

Sobre una base rítmica, cada rapero tenía que improvisar unos versos con los que atacar a su contrincante, en un tiempo máximo de un minuto. Después, turno del siguiente y réplica. Parece sencillo, pero no lo es. Hay que tener la mente muy despierta para rimar bien, para respetar mínimamente una métrica y para que el mensaje no solo tenga forma, sino fondo. Como en Los inmortales, al final, solo puede quedar uno.

Los regueifeiros empiezan fríos y se van calentando. Pueden despellejarse, pero sin mover una mano; es la dialéctica llevada al extremo, dando rienda suelta a la improvisación ?-ellos lo llaman freestyle o estilo libre- y confiando mucho en que el cerebro y la lengua no se enreden. El Puto Coke, una autoridad en este mundo, con Wöyza y Licor Kafé completaron un cartel que incluyó a GranPurismo, un gallego de Suiza que está dando mucho que hablar en el asunto de la cultura urbana.

Como suele decirse, «al cierre de esta edición», Chico Sumo -en realidad se llama Borja- se batía en duelo verbal con su contrincante. Y «en Vilagarcía / la noche caía...».