Ingrid Betancourt, la ex candidata presidencial colombiana liberada el pasado 2 de julio en la selva del poder de las FARC, personifica a todos aquellos a los que la violencia arrebata su libertad y, como tal, es acreedora del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2008. Premiándola a ella se homenajea a «todos aquellos que están privados de libertad por la defensa de los derechos humanos», según el jurado.
Su candidatura se impuso finalmente -de forma muy apretada- a las del Colegio de Europa, con sede en Brujas (Bélgica), y del jesuita español Enrique Figaredo, que trabaja en Camboya desde 1991 y que ha hecho de su vida una cruzada contra las minas antipersona. Impresiona la larga lista de personalidades que habían expresado su apoyo a la candidatura de Betancourt, como Umberto Eco y Woody Allen. El fallo destaca «la fortaleza, dignidad y valentía» con las que Ingrid Betancourt se enfrentó a seis años de cautiverio. Además quiere solidarizarse con las personas que padecen las mismas condiciones que ella ha sufrido, así como con aquellos gobiernos que trabajan por la consolidación del sistema democrático y las libertades cívicas. «Recibiré el premio en nombre de mis compañeros secuestrados, aquellos que están esperando su turno para la libertad y en nombre de mis compañeros que murieron en la selva», afirmó Betancourt.