El «bebé medicamento» gaditano logra curar a su hermano enfermo

SOCIEDAD

El paciente lleva un mes sin recaídas tras siete años necesitado de transfusiones de sangre cada tres semanas

14 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Andrés estaba ayer asustado ante tanto periodista. Con siete años recién cumplidos, el gaditano no se extraña del zarandeo de un hospital, pero se sorprende con los flashes. En esta ocasión era el protagonista absoluto, con su corbata de chico, sus sandalias de niño pequeño y un estetoscopio que le bailaba hasta el ombligo, Andrés sonreía y aseguraba que de mayor será hematólogo, como los que le han salvado la vida.

El milagro llegó el 23 de enero, cuando después de cinco semanas de agresivo tratamiento de quimioterapia -en las que, sin ninguna defensa, Andrés permaneció en una cámara estéril en el hospital- le «vaciaron» la médula ósea y le introdujeron en ella con un simple catéter las células madre del cordón umbilical de su hermano Andrés (que ahora tiene cinco meses), células libres de la beta-talasemia mayor que mataban al enfermo. Después todo ha sido recuperarse y el 18 de febrero le han dado el alta. Durante los próximos seis meses seguirá un tratamiento para evitar el rechazo y las infecciones, pero ya se le considera curado. Su sangre es perfecta y desde enero no ha necesitado ni una transfusión.

La fotografía que ayer se tomó en el Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, con todos posando sonrientes y felices, escondía muchas preocupaciones: las de Andrés y Soledad, que cuando nació Andrés descubrieron que jamás se curaría, que sufriría continuas hemorragias y que tendría que someterse a transfusiones sistemáticas (una cada tres semanas); las del equipo de hematología infantil del Virgen del Rocío, que durante años veían impotentes cómo esta anemia iría acabando con la vida del niño; y los de la unidad de genética y reproducción humana asistida del hospital, que se jugaban su prestigio y más de una crítica por haber emprendido la selección de un embrión libre de la beta-talasemia e histocompatible con Andrés.

«Pido que me respeten»

Fruto de todos estos esfuerzos nació Javier el pasado octubre, 3,4 kilos de bebé ajeno al hecho de haber sido el primer niño concebido y nacido en España -y además por la Seguridad Social- para salvar a su hermano.

Su llegada despertó curiosidad y algunas críticas, sobre todo por parte de la Iglesia católica, que recordaba que para que Javier naciese había hecho falta crear unos quince embriones, de los que tres cuartas partes habían sido eliminados. La ley de reproducción asistida aprobada en España en el 2006 permitía esta técnica, que únicamente se aplica en enfermedades familiares y tras el estudio y visto bueno del Comité Nacional de Reproducción Asistida.

Para Soledad la cosa está clara: «Respeto a todos y pido a todos que me respeten. Yo no he hecho nada malo; todo lo que he hecho ha sido salvar la vida a mi hijo».

La otra cara de la moneda es que otras ocho parejas españolas tienen aprobados expedientes similares para curar a sus hijos mayores, pero no han logrado un embarazo. Sí es más común que nazcan niños sin una enfermedad concreta, lo que se consigue gracias al diagnóstico genético preimplantacional (DGP), que supone elegir los embriones libres de la enfermedad para implantarlos en la madre.