Varias empresas negocian fusiones, mientras se suceden los retrasos en la apertura de «boutiques»
06 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Cuando un mastodonte como Chanel empieza a arrastrar el paso, agacha la cabeza y echa el cerrojo a dos de sus tiendas señeras en Tokio, una de las capitales totémicas de la moda, es que el asunto se pone muy feo.
Hasta ahora, la alta costura presumía de un universo propio, una selecta clientela que estaba por encima de toda recesión económica y que amortiguaba el impacto de la crisis en el territorio del lujo. Pero se acabó. La alta costura, última trinchera frente a los activos tóxicos, empieza a deshilacharse y, en su desplome, amenaza con llevarse por delante a varios peces gordos.
Chanel ha tenido que despedir a doscientos trabajadores (el 10% de su plantilla), pero parece resistirse por ahora a medidas más severas. IT Holding, un gigante mundial que es propietario de Gianfranco Ferré, Galliano o Just Cavalli, acaba de acogerse a un proceso concursal porque no es capaz de mantenerse a flote en el crispado mar de la crisis.
Luis Vuitton, otro de los grandes, ha anunciado recientemente el retraso de varias aperturas previstas para el primer trimestre del año porque sus bolsos han dejado de ser una prioridad para su clientela selecta. Por ahora no cierra tiendas.
Bvlgari, bajo mínimos
El caso de Bvlgari es realmente curioso. Al comenzar el año, cuando las firmas de lujo negaban todavía cualquier afección por la crisis, dejó de dar previsiones de ventas para el 2009, tapando absurdamente un descenso de beneficios que va a ser común denominador para todo el sector.
Y ahora sorprende con la llamativa decisión de vender sus perfumes sin la correspondiente caja de cartón. Una aparente minucia en la que se pueden ahorrar miles de euros, pero que dañará la imagen de distinción de la empresa. Según la consultora Interbrand, otros gigantes como Dior quieren copiar la idea y ponerla en práctica de inmediato.
Tampoco en Italia pinta bien el negocio del lujo. Armani lleva meses pergeñando posibles alianzas, la más factible, con Hermès, mientras Brioni y Lanvin buscan también fusiones que depuren unas deudas asfixiantes.