Miércoles. Poco más de las siete de la tarde. Suena el teléfono. Es Emma Ozores. «Perdona, es que se acabó la batería y no pude contestar», se escucha al otro lado de la línea. La actriz estará hoy y mañana en A Coruña para representar en el Teatro Rosalía la comedia de Mark Rowel Desnudos en Central Park. Tal vez por eso, pregunta: «¿Hará frío por ahí?».
-Frío, frío..., aunque ahora llueve...
-Pues lo agradecería. Con el calor que hace en Madrid, está bien que haga un poco de fresco por A Coruña.
-Hay que venir prevenido para el agua.
-¡Fantástico!
-Aunque haga frío, ¿se desnudaría en Manhattan o en A Coruña?
-Vaya, pues más o menos. Porque con el título que tiene la pieza... Hago con Galiana un desnudo total en la obra.
-¿Es la primera vez?
-Completo es la primera vez. Hace años, en la época del destape, en que era aún pequeña, tengo quedado en braga, pero nunca desnuda de forma completa.
-¿Le da pudor?
-Está todo muy cuidado. Por ejemplo, cuando Galiana baja el pantalón, bajan las luces. Entonces no se ve nada. Bueno, un día habían cambiado al técnico encargado de las luces. No pudo bajar la luz a tiempo... y se le vio todo.
-Cosas del directo
-Claro, claro.
-Pero tiene su aquel...
-El teatro es lo que suele gustar más a los actores. Puedes ver cómo está la gente que va a ver la función. Eso es una satisfacción. Puedes ver la risa, escuchar los aplausos...
-¿Pero tienen ustedes, los actores tiempo, para mirar al público?
-Sobre todo da tiempo a sentir al público y a escuchar las risas. Notas que le gusta a la gente. Eso es un gusto para el que trabaja sobre las tablas.