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Antes cura católico, ahora anglicano

Chelo Lago

SOCIEDAD

Teófilo Revilla, sacerdote hasta 1998, es el pastor de la única parroquia que tiene en Galicia la Iglesia Española Reformada Episcopal, con sede en Pontevedra

26 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El burgalés Teófilo Revilla Barriuso es el pastor de la única parroquia anglicana en Galicia, que tiene su sede en Pontevedra y que abrió sus puertas en el año 2002. Está casado y además fue sacerdote católico antes de pasarse a la Iglesia Española Reformada Episcopal, por lo que es una voz autorizada para hablar sobre la reciente decisión del Vaticano de admitir a anglicanos en su seno.

Revilla ve bien que personas que no están a gusto en su propia Iglesia, puedan tener un cauce, «una facilidad para pasarse a otra en la que se encuentren más cómodos», y apunta que el flujo se da en los dos sentidos, porque «es una cuestión de conciencia y nadie prohíbe nada».

No obstante, comenta que lo extraordinario de la medida «es que van a hacer una constitución apostólica, como que van a tener un fuero distinto y eso extraña un poco, porque a la mayoría de los sacerdotes no se les permite casarse, hay una disciplina que lo impide». Por lo demás, apunta que «de la comunidad católica y de la comunidad anglicana continuamente están pasando muchos, yo conozco casos; es más, soy uno de ellos».

Revilla fue sacerdote católico y se pasó a la Iglesia Anglicana en el año 1998, si bien ejerciendo como pastor lleva siete años, todos en Pontevedra y sin ningún problema.

Subraya que el celibato no fue una de las razones por las que cambió de confesión, pues «tenía otras causas de conciencia». «La diferencia principal entre la comunidad anglicana y la católica romana es la autoridad, que para la anglicana está en la Sagrada Escritura y en la católica romana añaden el magisterio, que es quien la interpreta». De ahí, añade, se desprenden muchas diferencias «como por ejemplo el celibato, de tipo normativo, disciplinar, que lo han puesto hace unos siglos y se puede cambiar de nuevo».

En tal sentido, aunque no se atreve a juzgar, considera que «el celibato no se desprende de las Escrituras y no me parece que imponerlo sea correcto. Otra cosa es valorar el celibato. Eso sí es correcto, porque es una llamada. El Señor a unos los llama y como dice Pablo: ''Yo quisiera que todos fueran como yo'', pero también añade luego, ''Mejor es casarse que abrasarse''».

Ante las voces que ven una segunda lectura en la medida del Vaticano, dice que «sería un atrevimiento juzgar intenciones», y prefiere quedarse con que «quieren dar cabida a los que no se sienten bien en la otra Iglesia».

El pastor explicó también el día a día de su parroquia, ubicada en el céntrico barrio pontevedrés de Campolongo. El local, en los bajos de un edificio de viviendas, se abrió en el 2002 y se eligió Pontevedra por su buena situación, «a medio camino entre Santiago y Vigo» y en la franja costera, la más poblada. Revilla Barriuso, que no tiene hijos, se dedica por entero a su iglesia. Su esposa también, aunque ella no recibe remuneración alguna por su labor.

Cada domingo por la mañana, tienen «la eucaristía u otra celebración de la palabra». También tienen escuela dominical, para los niños, que viene siendo «como la catequesis católica». Conceden mucha importancia a los estudios bíblicos, porque «si decimos que la autoridad es la Sagrada Escritura, no vale solo explicarla, hay que prepararlo para que se acerque cada cristiano a ella».

Asimismo ofrecen orientación psicológica o acompañamiento espiritual a quien lo solicite, sea o no de su confesión y, cada semana, reparten alimentos entre los desfavorecidos. «Como ves -dice- bastante parecido a la católica». Además, tienen un programa de apoyo escolar todas las tardes, para niños y jóvenes que tienen dificultades para hacer sus tareas. También acuden todos los sábados a la residencia de ancianos Pontevedra, ubicada en el vecino municipio de Vilaboa, donde ofrecen formación cristiana, sin solicitar el cambio de religión, a una decena de mayores que allí viven.

Pero en su caso, la apertura del Vaticano no le hará dar marcha atrás en su confesión. «Con todo mi respeto, no volvería».