Los abogados precisan que el convenio regulador se firmó «de mutuo y común acuerdo»
26 nov 2009 . Actualizado a las 10:40 h.Los abogados de los duques de Lugo confirmaron ayer el divorcio de la infanta Elena y Jaime Marichalar, dos años después de anunciar «el cese temporal de la convivencia». Elena, de 45 años, y Marichalar, un banquero de familia aristócrata de 46, se casaron en 1995 en Sevilla y adquirieron el título de duques de Lugo. Tienen dos hijos, Felipe Juan Froilán, de 11 años, y Victoria Federica, de 9. Ambos vivirán con su madre.
Según informaron los abogados de las partes en un comunicado conjunto, ambos «testimonian el afecto y consideración que por don Jaime siente la familia de Su Alteza Real la Infanta, como ha sido así a lo largo de estos dos últimos años».
El comunicado -firmado por el abogado de la infanta, Jesús Sánchez Lambás, y la letrada de Jaime de Marichalar, Cristina Peña- precisa que doña Elena y Jaime de Marichalar han suscrito el convenio regulador de los efectos de su divorcio «de mutuo y común acuerdo».
El trámite del convenio se ha iniciado a través del correspondiente juzgado. Pero no se desvelarán los términos concretos del acuerdo para proteger a los hijos, menores de edad.
El divorcio, sin embargo, no le da carta blanca a la infanta Elena para rehacer su vida dentro del catolicismo. Al ser hija de reyes tendría que conseguir la nulidad matrimonial y esta la concede el Tribunal de la Rota del Vaticano. El proceso se presupone largo y complejo. El único precedente de nulidad eclesiástica -en el seno de una monarquía católica- es de Carolina de Mónaco con Philippe Junot. El Vaticano tardó más de diez años en aprobarla. Según los expertos en derecho canónico, si la infanta Elena, una vez divorciada, se casara por lo civil, «la pondría en situación de concubinato, lo cual le impediría recibir la comunión». La Iglesia considera el matrimonio un sacramento indisoluble. La infanta, por tanto, tendría que «aportar pruebas» para conseguir la nulidad del Vaticano. Al ser España uno de los países con mayor tradición católica, el Tribunal de la Rota, presumiblemente, se lo tomará con calma.
Las causas con las que la primogénita de los Reyes podría justificar la nulidad del matrimonio ante el Tribunal de la Rota estarían agrupadas en dos bloques: los impedimentos (impotencia, instintos violentos...) y los vicios de consentimiento. Estos últimos se centran en la «incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por causas de naturaleza psíquica», argumentos que, presumiblemente, esgrimirá Jesús Sánchez Lambás, abogado de la infanta.
Con sus hijos
A raíz de su separación en el 2007, Jaime de Marichalar permaneció en el que fue domicilio conyugal, mientras que doña Elena se trasladó a una nueva residencia junto a sus dos hijos. Desde entonces, Jaime de Marichalar se ha encontrado en algunos actos públicos con los Reyes, que siempre se mostraron muy cariñosos con él. La hija mayor de los Reyes, que el próximo 20 de diciembre cumple 46 años, contrajo matrimonio con Jaime de Marichalar en la catedral de Sevilla ante 1.300 invitados y representantes de 33 casas reales el 18 de marzo de 1995, día en el que el Rey le concedió el título de duquesa de Lugo, que no es hereditario, y que Jaime de Marichalar no podrá utilizar cuando se produzca el divorcio.
Ese 18 de marzo, la infanta Elena protagonizaba la primera boda real que se celebraba en España desde el 31 de mayo de 1906, cuando Alfonso XIII se casó con Victoria Eugenia de Battemberg. Los duques se establecieron en París después de contraer matrimonio y dos años después se trasladaron a Madrid, ciudad en la que nacieron sus dos hijos.
Elena es la cuarta en la sucesión del trono español, después de su hermano menor Felipe y de las hijas de este, Leonor y Sofía.